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Los cambios del nuevo Sonata se notan más por fuera que por dentro. En la línea destacan el nuevo frontal y los faros carenados. Pero el interior es muy similar al del modelo anterior, aunque con retoques de detalle. Sin embargo, ofrece un funcionamiento mecánico más refinado y, sobre todo, unos frenos más eficaces.

El Sonata conserva el motor 2.0 16v., pero ahora con 5 CV menos (131 CV) para cumplir las normas anticontaminación. La diferencia se nota en las prestaciones, con una velocidad punta algo inferior y, sobre todo, con unas aceleraciones más discretas y perezosas. Pero la culpa...

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Los cambios del nuevo Sonata se notan más por fuera que por dentro. En la línea destacan el nuevo frontal y los faros carenados. Pero el interior es muy similar al del modelo anterior, aunque con retoques de detalle. Sin embargo, ofrece un funcionamiento mecánico más refinado y, sobre todo, unos frenos más eficaces.

Un motor más limpio

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El Sonata conserva el motor 2.0 16v., pero ahora con 5 CV menos (131 CV) para cumplir las normas anticontaminación. La diferencia se nota en las prestaciones, con una velocidad punta algo inferior y, sobre todo, con unas aceleraciones más discretas y perezosas. Pero la culpa es también del escalonamiento del cambio, que tiene ahora las dos primeras marchas más cortas para mejorar el brío y la manejabilidad en ciudad. Y esta solución crea un salto excesivo con la tercera, que, junto a una cuarta y una quinta muy largas, perjudican las prestaciones.

A pesar de todo se defiende bien, sobre todo en llano, porque corre lo suficiente para viajar sin agobios, y tiene una respuesta suave y agradable que permite conducir relajadamente. Y sólo se muestra algo ruidoso cuando se apuran las marchas. Además, los consumos son correctos, aunque gasta casi un litro más que sus mejores rivales europeos. A ritmos tranquilos no llega a 9 litros, sube a 11 en conducción rápida y no pasa de 12 en tráfico urbano denso.

El nuevo Hyundai ofrece un buen equilibrio dinámico, con unas suspensiones bien calibradas que muestran sus mejores virtudes en carreteras amplias y autopistas. Es un coche para viajar sin buscar las máximas prestaciones porque tiene aplomo, absorbe bien los baches y responde con fidelidad a la dirección. Pero cuando se aumenta mucho el ritmo o se circula en zonas muy viradas le falta agilidad, balancea más de lo deseable y pierde precisión, aunque mantiene siempre unas reacciones muy nobles y seguras que dan confianza.

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Frenos mejorados

Los frenos son el aspecto más mejorado del Sonata, que por fin incluye de serie en toda la gama el ABS, con distribuidor electrónico y el control de tracción (TCS). Además, estrena unos discos más grandes, y el resultado es una mayor resistencia a la fatiga y una respuesta más consistente, sobre todo en frenadas de emergencia. En cambio, el control de estabilidad (ESP) no está disponible ni como opción, una carencia habitual en los coches coreanos.

Los cambios del nuevo Sonata se notan más por fuera que por dentro. En la línea destacan el nuevo frontal y los faros carenados. Pero el interior es muy similar al del modelo anterior, aunque con retoques de detalle. Sin embargo, ofrece un funcionamiento mecánico más refinado y, sobre todo, unos frenos más eficaces.

Un motor más limpio

El Sonata conserva el motor 2.0 16v., pero ahora con 5 CV menos (131 CV) para cumplir las normas anticontaminación. La diferencia se nota en las prestaciones, con una velocidad punta algo inferior y, sobre todo, con unas aceleraciones más discretas y perezosas. Pero la culpa es también del escalonamiento del cambio, que tiene ahora las dos primeras marchas más cortas para mejorar el brío y la manejabilidad en ciudad. Y esta solución crea un salto excesivo con la tercera, que, junto a una cuarta y una quinta muy largas, perjudican las prestaciones.

A pesar de todo se defiende bien, sobre todo en llano, porque corre lo suficiente para viajar sin agobios, y tiene una respuesta suave y agradable que permite conducir relajadamente. Y sólo se muestra algo ruidoso cuando se apuran las marchas. Además, los consumos son correctos, aunque gasta casi un litro más que sus mejores rivales europeos. A ritmos tranquilos no llega a 9 litros, sube a 11 en conducción rápida y no pasa de 12 en tráfico urbano denso.

El nuevo Hyundai ofrece un buen equilibrio dinámico, con unas suspensiones bien calibradas que muestran sus mejores virtudes en carreteras amplias y autopistas. Es un coche para viajar sin buscar las máximas prestaciones porque tiene aplomo, absorbe bien los baches y responde con fidelidad a la dirección. Pero cuando se aumenta mucho el ritmo o se circula en zonas muy viradas le falta agilidad, balancea más de lo deseable y pierde precisión, aunque mantiene siempre unas reacciones muy nobles y seguras que dan confianza.

Frenos mejorados

Los frenos son el aspecto más mejorado del Sonata, que por fin incluye de serie en toda la gama el ABS, con distribuidor electrónico y el control de tracción (TCS). Además, estrena unos discos más grandes, y el resultado es una mayor resistencia a la fatiga y una respuesta más consistente, sobre todo en frenadas de emergencia. En cambio, el control de estabilidad (ESP) no está disponible ni como opción, una carencia habitual en los coches coreanos.

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