El policía de San Sebastián detenido espiaba para ETA mientras trabajaba
El policía municipal de San Sebastián Arkaitz Lavega Tárrega reconoció ayer, ante la juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios, que espiaba en favor de ETA mientras estaba trabajando como policía. Lavega precisó que sólo realizaba esas funciones -control de los movimientos y horarios de objetivos, especialmente políticos- en horario laboral, para no despertar sospechas.
La juez, que sustituía a su compañero Juan del Olmo, ordenó su ingreso en prisión por un delito de pertenencia o colaboración con organización terrorista.
El agente ratificó ante la magistrada la extensa decla...
El policía municipal de San Sebastián Arkaitz Lavega Tárrega reconoció ayer, ante la juez de la Audiencia Nacional Teresa Palacios, que espiaba en favor de ETA mientras estaba trabajando como policía. Lavega precisó que sólo realizaba esas funciones -control de los movimientos y horarios de objetivos, especialmente políticos- en horario laboral, para no despertar sospechas.
La juez, que sustituía a su compañero Juan del Olmo, ordenó su ingreso en prisión por un delito de pertenencia o colaboración con organización terrorista.
El agente ratificó ante la magistrada la extensa declaración que había realizado ante la Guardia Civil. Lavega dijo que había sido captado por la organización terrorista en septiembre de 2000 y que desde esa fecha mantuvo alrededor de siete contactos en Francia con miembros de ETA de quienes recibió órdenes directas. Él tenía que llevar un bocadillo cuando iba a reunirse con su responsable en la banda como forma segura de identificación.
Llave de semáforos
Arkaitz Lavega admitió que proporcionó a su responsable en ETA la llave maestra de los cajetines por los que se regulan los semáforos en San Sebastián. Aunque no especificó la finalidad de esta entrega, fuentes de la Guardia Civil, estiman que ETA podría haber manipulado los semáforos de algún cruce concreto para que tuviera que detenerse, por ejemplo, el coche de alguna persona contra la que se quisiese activar un coche bomba, o para facilitar la huida de un comando o dificultar su persecución.
El agente también proporcionó a la organización terrorista una tarjeta de aparcamiento de la Policía Municipal donostiarra y facilitó 20 matrículas actualizadas susceptibles de ser dobladas para ser utilizadas por ETA en sus atentados, tanto en los coches que utiliza para desplazarse como en el traslado de vehículos robados y preparados para ser empleados como coches bomba.