Tribuna:COYUNTURA INTERNACIONAL

Europa se relaja

El contexto económico mundial, caracterizado por una notable incertidumbre sobre la actividad y una inflación que parece estar bajo control, está intensificando el debate en Europa sobre la conveniencia de flexibilizar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC). Las reglas fiscales establecidas en este Pacto se diseñaron para evitar que países con políticas presupuestarias diferentes pudieran incurrir en situaciones de déficit público que provocasen distorsiones en la ejecución de la política monetaria única. Ello implicaba avanzar en el medio plazo hacia el equilibrio presupuestario. La ...

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El contexto económico mundial, caracterizado por una notable incertidumbre sobre la actividad y una inflación que parece estar bajo control, está intensificando el debate en Europa sobre la conveniencia de flexibilizar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC). Las reglas fiscales establecidas en este Pacto se diseñaron para evitar que países con políticas presupuestarias diferentes pudieran incurrir en situaciones de déficit público que provocasen distorsiones en la ejecución de la política monetaria única. Ello implicaba avanzar en el medio plazo hacia el equilibrio presupuestario. La Estabilidad se entendía como la mejor garantía del Crecimiento. Ahora, asumido que el grado de estabilidad conseguido es satisfactorio, en Europa se busca dar prioridad al Crecimiento.

Pero el logro de la estabilidad es cuestionable. Los avances en la consolidación fiscal en Europa se han detenido, e incluso se ha producido en algún país un retroceso durante la última expansión. El futuro es poco prometedor. Francia e Italia, que han retrasado el objetivo de equilibrio presupuestario de 2003 a 2004, quieren llevar a cabo los recortes de impuestos directos anunciados en sus campañas electorales y han revisado al alza sus previsiones de déficit. Alemania y Portugal van a tener dificultades para situar su déficit por debajo del 3% en 2002. En ninguno de estos casos, la situación cíclica de las economías se puede considerar como el determinante de la negativa evolución fiscal.

Además, los mecanismos de alerta y sanción del PEC, uno de sus instrumentos clave, están perdiendo credibilidad. A comienzos de este año, fue imposible activar la alerta preventiva para Portugal y Alemania, y ahora queda la duda de si finalmente se sancionará a Portugal por haber superado en 2001 el límite de déficit del 3%, ya que según las últimas estimaciones su saldo presupuestario se habría situado en el 3,9% del PIB.

Ante la pérdida de credibilidad que sufre el PEC, y en medio de la presión que genera la situación cíclica de las economías, la propuesta de la Comisión es flexibilizar. No se trata de olvidar el límite del 3%, pero sí de hacerlo depender en mayor medida de otra serie de variables como el ciclo, los choques domésticos o la calidad del gasto público. Además, se señala que los países con bajo nivel de deuda y una carga de pensiones limitada podrían disponer de más margen de actuación. Parece que se pretende admitir la relajación que de facto ya ha tenido el PEC. Pero éste no parece un buen camino para garantizar la estabilidad y, con ella, el crecimiento. Al PEC no le falta flexibilidad, sino más bien voluntad, no sólo para reforzar el compromiso de consolidación fiscal, sino también para hacer creíbles sus mecanismos de alerta y sanción.

Mayte Ledo es economista jefe para OCDE y Mercados del Servicio de Estudios del BBVA

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