Reportaje:CRÓNICA EN VERDE

Apostando por el futuro

Los escolares andaluces inician una curiosa campaña para frenar el cambio climático

No siempre los adultos son los que enseñan a los niños. A veces ocurre al contrario. En 1998, un año después de que se suscribiera el Protocolo de Kyoto, los jóvenes alemanes pusieron en marcha una curiosa iniciativa para demostrar que eran capaces de conseguir los objetivos que marcaba este compromiso internacional, algo que a los gobiernos no les parecía tan fácil. El protocolo obligaba a la Unión Europea a reducir sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) en un 8% respecto a las cifras de 1990, objetivo que debe alcanzarse en 2008 y que se considera imprescindible para frenar el cambio clim...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

No siempre los adultos son los que enseñan a los niños. A veces ocurre al contrario. En 1998, un año después de que se suscribiera el Protocolo de Kyoto, los jóvenes alemanes pusieron en marcha una curiosa iniciativa para demostrar que eran capaces de conseguir los objetivos que marcaba este compromiso internacional, algo que a los gobiernos no les parecía tan fácil. El protocolo obligaba a la Unión Europea a reducir sus emisiones de dióxido de carbono (CO2) en un 8% respecto a las cifras de 1990, objetivo que debe alcanzarse en 2008 y que se considera imprescindible para frenar el cambio climático.

Los jóvenes alemanes le apostaron a su Gobierno que serían capaces de ahorrar ese porcentaje de dióxido de carbono en el plazo de un año, aplicando sencillas medidas de ahorro energético en sus colegios y hogares. Ganaron la apuesta y consiguieron evitar la emisión a la atmósfera de unas 10.000 toneladas de dióxido de carbono. El éxito de la iniciativa hizo que pronto se extendiera por el resto de Europa, hasta que en 2000 llegó a España de la mano de Amigos de la Tierra y el Consejo de la Juventud. Ya entonces, la Consejería de Medio Ambiente andaluza se convirtió en la primera que, a escala autonómica, aceptaba el reto.

Más información

Conseguir el objetivo

La apuesta se firmó a finales de diciembre de 2000. Si los jóvenes andaluces no lograban su objetivo debían regalar una planta para cada uno de los despachos de los consejeros del Gobierno autonómico, pero si alcanzaban la meta propuesta sería Medio Ambiente quien debería pagar, desarrollando una campaña divulgativa sobre el cambio climático. El envite lo ganaron los jóvenes que, en poco más de un año, y actuando sobre el consumo de agua, electricidad y combustibles, consiguieron un ahorro en las emisiones de dióxido de carbono cercano a las 11 toneladas. Para hacerse una idea de lo que supone esta cantidad, es equivalente a lo que el tubo de escape de un turismo arrojaría a la atmósfera después de un viaje de 55.000 kilómetros.

El pasado 24 de junio, la consejera de Medio Ambiente, Fuensanta Coves, aceptó un nuevo reto, aún más ambicioso. En esta ocasión los jóvenes que participan en la campaña aseguran que podrán reducir el 8% de sus emisiones de dióxido de carbono en sólo seis meses cuando comience el curso escolar 2002-2003. El arbitro de la apuesta será José Chamizo, defensor del pueblo, y, en caso de ganar los escolares, quien tendrá que pagar será el presidente de Junta, Manuel Chaves, recibiéndolos en el Palacio de San Telmo.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

La fórmula para comprobar el grado de ahorro que se va consiguiendo, traducido en kilogramos de dióxido de carbono, es bien sencilla. Los participantes disponen de unas tablas que les permite saber la producción de este gas contaminante en función del consumo que realicen de determinados recursos o de la producción de ciertos residuos. Así, por ejemplo, reciclar una lata de aluminio supone evitar el vertido a la atmósfera de 43 gramos de CO2; ahorrar un litro de gasolina equivale a 2,6 kilos de esta misma sustancia y reducir el gasto de agua en un solo metro cúbico se traduce en 36 gramos menos de dióxido de carbono.

Una de las acciones que suele dar mejor resultado es localizar, en casa o en el colegio, aquellos puntos en donde se producen fugas, ya sea porque hay grifos que gotean, bombillas inadecuadas o calefacciones que funcionan con una potencia desmedida. En definitiva, y éste es el valor pedagógico de la campaña, se trata de demostrar que todos, aunque sea a escala doméstica, podemos contribuir a mejorar el medio ambiente a nivel planetario, alcanzando, de forma solidaria, los compromisos que los gobiernos no son capaces de respetar.

Aunque está destinada a centros de enseñanza y asociaciones juveniles, la apuesta puede ser suscrita también a título individual, y en todos los casos se cuenta con el asesoramiento del equipo que dirige la campaña. La coordinadora nacional se encuentra en Sevilla y a ella pueden dirigirse todos los jóvenes que quieran participar. Lo más práctico es visitar la página web (www.laapuesta.org). en la que se han reunido, además de la propia ficha de inscripción, todos los materiales necesarios para conseguir el ahorro.

Comentarios y sugerencias a propósito de Crónica en verde pueden remitirse al e-mail: sandoval@arrakis.es

Archivado En