Entrevista:ENEKO LANDABURU | Director general para la Ampliación

'Los políticos no se movilizan a favor de la Europa ampliada'

Como director general para la Ampliación en la Comisión Europea, Eneko Landaburu (París, 1948) vive en primera línea el complicado proceso en el que se encuentra la construcción de Europa. Confía en un final feliz pese a la 'delicada' fase actual de las negociaciones, pero culpa a los dirigentes de los Quince de no apostar públicamente por la reunificación del continente.

Pregunta. ¿Ha entrado el proceso de la ampliación en una fase crítica?

Respuesta. Ha entrado en una fase delicada porque estamos en la recta final. El problema actual se centra en el coste de la am...

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Como director general para la Ampliación en la Comisión Europea, Eneko Landaburu (París, 1948) vive en primera línea el complicado proceso en el que se encuentra la construcción de Europa. Confía en un final feliz pese a la 'delicada' fase actual de las negociaciones, pero culpa a los dirigentes de los Quince de no apostar públicamente por la reunificación del continente.

Pregunta. ¿Ha entrado el proceso de la ampliación en una fase crítica?

Respuesta. Ha entrado en una fase delicada porque estamos en la recta final. El problema actual se centra en el coste de la ampliación para el periodo 2004-2006. Once países aceptan la propuesta de la Comisión, pero otros cuatro no. La clave estará en ver la decisión que toman finalmente los alemanes. Por razones de política interna, su actual Gobierno no estará en condiciones de dar el visto bueno hasta que pasen las elecciones.

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P. Muchos mantienen que el proceso está en crisis.

R. Yo no hablaría de crisis. Quizás se ha complicado más porque, además de las elecciones alemanas, algunos mezclan las negociaciones con la búsqueda de garantías sobre la futura Política Agrícola Común (PAC) que quieren ver reducida. Si siguen así, entraríamos de verdad en crisis.

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P. Desde Alemania o incluso desde Bruselas, dirigentes políticos afirman que no será trágico si hay retrasos en la ampliación.

R. Aquí no hay nada trágico salvo la muerte. El Gobierno alemán, y el canciller Schröder en particular, quieren la ampliación. Pero, metidos en campaña, ningún dirigente alemán quiere dar la imagen de ser proclive al gasto fácil, sino todo lo contrario. Alemania acabará aceptando la propuesta de la Comisión porque es la única viable, aceptable por los candidatos, sin un coste tremendo para la UE ni para los países miembros en particular.

P. Y respeta el techo financiero fijado en 1999 para la UE.

R. Fue el propio Schröder quien en marzo de 1999 aceptó en Berlín el coste de esta ampliación para el periodo del que hablamos. Pero Alemania quiere aprovechar el momento para lanzar un mensaje a los demás, y a Francia en particular, diciendo que Berlín no podrá seguir soportando una carga tan fuerte en los presupuestos europeos. Ya se está preparando para la negociación de las próximas perspectivas financieras a partir de 2006. Esa negociación sí que será dura.

P. ¿Cómo perciben los países candidatos lo que está pasando?

R. Los candidatos han visto que no hay posibilidad de que un país bloquee el camino. Sería tremendo que un país se interpusiera porque sería responsable de un bloqueo que provocaría una crisis muy grave. Los líderes de los candidatos con los que hablé en Sevilla me transmitieron su impresión de que esto ya no se puede parar. Y si alguien lo para, habrá consecuencias muy graves en las relaciones de la UE con estos países.

P. Se habla mucho de los problemas en el camino y muy poco de cuál es el objetivo histórico que se persigue.

R. La ampliación significa nada más y nada menos que realizar el sueño de los padres de Europa, que es la reunificación del continente en una UE democrática que asegura el imperio de la ley, el respeto de los derechos humanos y unas mejores condiciones de prosperidad económica. Eso es lo que está en juego. Y está en juego saber si los europeos tenemos la ambición de influir más en el mundo, de ser una potencia que da respuesta a la hegemonía de EE UU. Con la ampliación entramos de lleno en el debate de si queremos ser una Europa-potencia o sólo una Europa-mercado. Esto es lo que está en juego.

P. Los políticos europeos apenas difunden ese principio.

R. Pues la realidad es que queremos consolidar Europa como un ente geopolítico de 500 millones de habitantes que desarrolla sus propios valores para asegurar a su ciudadanía paz, estabilidad y prosperidad. ¿Que va a ser difícil? Sin duda. Pero vale la pena. Y no veo que las fuerzas políticas en nuestros países se hayan movilizado para defender esa idea. Hay indeferencia en la ciudadanía porque no está al corriente de lo que está en juego, pero culpo a los políticos de nuestros países, culpo a los intelectuales y culpo a la comunidad de los mercaderes de no tener más compromiso con este proyecto. Y de no empujar más en algo fundamental: que pueden atraer hacia la idea europea a toda una juventud que pasa de la política porque no ve ningún proyecto que vaya más allá del proyecto individual. Y en eso es en lo que tenemos que trabajar.

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