'CIBERPUNK'

La escuela de 'hackers' Zi Hackademy abre tres centros más en Francia

Por la academia de París han pasado 700 alumnos. Un curso de seguridad de 8 horas cuesta 80 euros

Bienvenidos a la Academia. Café, lectura y un cómodo sofá. La puerta de este edificio luminoso en el este de París está siempre abierta. Para todo el que quiera entrar. Los piratas con colores estridentes que invaden las paredes blancas dan una pista. Aquí no enseñan a cantar, tampoco a ser actor. En esta escuela se aprende a ser hacker.

La historia queda clara desde el primer momento. Si uno quiere apuntarse a través de la web a alguno de los cursos de seguridad, no lo podrá hacer con tarjeta de crédito. Mejor llamar y dar el número por teléfono. Según sus responsables, s...

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Bienvenidos a la Academia. Café, lectura y un cómodo sofá. La puerta de este edificio luminoso en el este de París está siempre abierta. Para todo el que quiera entrar. Los piratas con colores estridentes que invaden las paredes blancas dan una pista. Aquí no enseñan a cantar, tampoco a ser actor. En esta escuela se aprende a ser hacker.

La historia queda clara desde el primer momento. Si uno quiere apuntarse a través de la web a alguno de los cursos de seguridad, no lo podrá hacer con tarjeta de crédito. Mejor llamar y dar el número por teléfono. Según sus responsables, se han montado un sistema tan seguro para pagar electrónicamente que resulta incluso complicado para quienes quieran hacerlo.

Zi Hackademy es la primera escuela oficial y presencial de hackers en el mundo. Así se presentó el día de su inauguración, en París en octubre de 2001. Desde entonces, unos 700 alumnos han pasado por las dos aulas y media, y han tocado la veintena de ordenadores de sus mesas. Los profesores y alumnos siempre son tratados por su seudónimo (indispensable el anonimato para las dos partes).

Un punto de encuentro

No sólo se trata de aprender técnicas de seguridad informática. 'La academia nació como un lugar de encuentro físico para todos aquellos hackers que están detrás de la pantalla del ordenador, pero enseguida empezaron a llegar las preguntas técnicas', explica Olivier Spinelli, uno de los fundadores del centro.

Su colaborador Billy Dub, que no deja de responder a correos electrónicos mientras habla, afirma que están desbordados. Y por eso ya piensan en crecer, de momento sin abandonar territorio francés.

En septiembre está previsto que Zi Hackademy abra nuevos centros en tres localidades francesas: Marsella, Clermont-Ferrand y Rennes; pero también tienen en mente nuevas escuelas, por ejemplo, en Ginebra y Barcelona.

'No queremos que sea un negocio. El negocio lo tenemos con nuestro periódico Hackerz Voice, que permite mantener la escuela', afirma Spinelli, editor del diario. La mayoría de los profesores son colaboradores del periódico. Fozzy es uno de ellos. En noviembre de 2001 reveló un fallo de seguridad en 11 servicios de correo electrónico. La noticia armó un gran revuelo.

Zi Hackademy está bajo sospecha. 'Creo que sí estamos vigilados por la policía. Si yo fuera ellos, sí que vigilaría; pero lo cierto es que hemos tenido policías inscritos en la escuela. Se han identificado y han pagado por los cursos'.

Dub explica que la inscripción implica una laboriosa tarea. Hay que verificar de dónde procede el alumno y qué es lo que pretende con sus estudios.

'Viene gente de todo tipo pero, especialmente, estudiantes, ingenieros e informáticos. También personas con curiosidad sobre cómo enfrentarse a los riesgos de la seguridad en la red', dice Dub.

El día que se inauguró la academia, un periodista le preguntó a Per Haugaard, portavoz de la Comisión Europea de la sociedad de la información, qué pensaba de la iniciativa parisina: 'Si una escuela enseña a robar un banco, eso es ilegal. Cualesquiera que sean las románticas intenciones de los hackers, todavía crean una atmósfera de inseguridad y hacen que la gente muestre cautela ante Internet. Eso es lo peor de todo'.

Más barato, menos piratas

'Nuestra filosofía, que no tiene por qué ser la de nuestros alumnos, es difundir lo máximo posible la información para que los ciudadanos la puedan controlar. Además pensamos que los productos culturales son demasiado caros. Por ejemplo, los discos y las películas. No incitamos a que las personas crackeen, porque es ilegal, pero creemos que si los precios fueran más bajos habría menos piratas. Nos paramos en el momento en que la actividad se convierte en ilegal', explica Spinelli. 'Enseñamos al alumno la técnica para entrar en la ilegalidad, lo que puede hacer, pero también le recordamos que es ilegal. Después todo queda bajo su responsabilidad. Todo depende de su ética'.

La singularidad de esta educación consiste en acercarse a la seguridad desde el punto de vista del hacker, estudiando las técnicas de ataque posible y los medios para contraatacar.

Los cursos en la academia se dividen en tres niveles: los debutantes reciben el nombre de Newbie, para el nivel intermedio, Newbie+, y para los avanzados, Wild. Por ocho horas, los alumnos pagan 80 euros. En Newbie, por ejemplo, aprenden el uso del proxy o las bases de la criptografía. También se ofrecen cursos de Linux y conferencias, que programan periódicamente.

El alquiler de las dos plantas de Zi Hackademy les cuesta 1.000 euros al mes. Los profesores reciben 22 euros por hora de clase. 'En Francia el movimiento hacker es ecléctico. Nació en Internet de forma muy individualista. A diferencia de un país como Alemania, donde la gente se estructuró físicamente y se veía', puntualiza Spinelli.

Y a eso se dedican en Zi Hackademy, a darle dimensión social al movimiento hacker francés. De momento, con los preparativos para el Defcon de Las Vegas, que se celebra en agosto, una de las grandes convenciones de hackers. La gente de la escuela no va a faltara a la cita.

ZI HACKADEMY: www.dmpfrance.com

Editor a la vez que 'hacker'

Editor de diversas revistas, Olivier Spinelli llegó a ser hacker con tiempo y paciencia. 'Pero no soy técnico', confiesa. Entró en el mundo de la seguridad informática el día que decidió poner en marcha Hackerz Voice, un mensual que cuesta tres euros y se distribuye en Francia. ¿Un diario de piratas? 'Hackerz Voice no es un periódico de piratas, sino de periodistas. Nuestra intención no es glorificar a los piratas, sino ofrecer al público una información reservada a un grupo de iniciados', explican en la web. Subrayan que no son una publicación clandestina. En poco tiempo, alcanzaron los 20.000 lectores. 'Tiramos 80.000 ejemplares al mes. Rechazamos la publicidad comercial'. El objetivo es sacar a la luz una comunidad que hasta entonces ha permanecido detrás de la web. En dos años de historia, Hackerz Voice se ha enfrentado a más de un escándalo. El número de junio explica que las cuentas en los bancos franceses en la red se pueden piratear. El artículo incluye la lista negra de los bancos vulnerables: 'Dos de cada tres bancos en Francia son crakeables'. Spinelli reconoce que 'el periódico es polémico. No sólo pretende dar información, también provocar'.

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