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Un motor económico

El Jazz tiene un diseño interior muy moderno que refuerza sus aptitudes familiares, sobre todo en ciudad. Ofrece una calidad mecánica superior a la de los utilitarios populares y más cercana a los coches pequeños exclusivos, como el Audi A2 o el Mercedes Clase A. Es una alternativa más asequible, aunque con un equipo de seguridad inferior.

Este coche destaca por su avanzada mecánica y se aprecia en cuanto se conduce. Sólo se vende con un aparentemente modesto motor 1.2i de sólo ocho válvulas, toda una sorpresa para la marca que más ha trabajado la tecnología de las 16v. con sus prestigi...

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El Jazz tiene un diseño interior muy moderno que refuerza sus aptitudes familiares, sobre todo en ciudad. Ofrece una calidad mecánica superior a la de los utilitarios populares y más cercana a los coches pequeños exclusivos, como el Audi A2 o el Mercedes Clase A. Es una alternativa más asequible, aunque con un equipo de seguridad inferior.

Récord de consumo en gasolina

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Este coche destaca por su avanzada mecánica y se aprecia en cuanto se conduce. Sólo se vende con un aparentemente modesto motor 1.2i de sólo ocho válvulas, toda una sorpresa para la marca que más ha trabajado la tecnología de las 16v. con sus prestigiosos VTEC. Sin embargo, estrena un sistema de doble bujía (DSi) y rinde 78 CV, una cifra elevada para su cilindrada. El resultado son unas prestaciones similares a las de los motores 1.4 de la competencia, un tacto muy refinado y una baja sonoridad. Y sobre todo, unas emisiones y consumos inferiores.

El Jazz tiene un funcionamiento suave, agradable y muy apropiado para el tráfico urbano. Responde con elasticidad a bajo régimen, acelera sin pereza, y a partir de 4.500 vueltas, se estira con brío hasta las 6.000 sin perder su refinamiento ni aumentar demasiado el ruido. Y ofrece unas prestaciones correctas, aunque algo justas para viajar: llanea bien y mantiene buenos cruceros en autovías, pero exige cambiar con decisión en las subidas y sobre todo al adelantar, porque tarda en ganar velocidad. Afortunadamente, el accionamiento de la palanca es ejemplar, tanto en rapidez como en precisión, e invita a utilizarlo.

Sin embargo, lo mejor es el consumo: apenas gasta seis litros a ritmos legales, siete en ciudad y ocho si se estiran las marchas.

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Suspensiones demasiado enérgicas

La calidad mecánica se completa con un comportamiento dinámico eficaz. Los reglajes enérgicos de las suspensiones, unidos a una dirección eléctrica muy precisa, aportan una buena estabilidad, reacciones nobles y aplomo en autopista. Es ágil, manejable y muy fácil de conducir; balancea poco en las curvas y da seguridad. Sin embargo, la excesiva dureza de las suspensiones penaliza el confort, sobre todo si el asfalto está en mal estado. Y limita su comodidad en ciudad y al viajar.

Los frenos son buenos, incluyen ABS de serie y resisten bien el esfuerzo. Pero no dispone de airbags laterales, cortinas hinchables ni control de estabilidad ESP, que no se ofrecen ni como opción.

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