Columna

Genial

La verdad es que la señora Martínez no tendría que tragarse todos los marrones que le llegan vía Arenas, don Javier. Está en un plis plas de atragantarse. La señora Martínez, que mejora con el tiempo, rebajó ya el diapasón de sus insultos políticos y ahora los que utiliza son de andar por casa y sin apenas gracia. Manuel Chaves, el presidente andaluz, puede estar tranquilo. Ser llamado 'huelguista' no es un insulto porque la señora Martínez estaría, por igual, insultando a los millones de trabajadores que apoyan la huelga del 20.

Y Teófila no puede, ni debe, enfrentarse a quienes dentro...

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La verdad es que la señora Martínez no tendría que tragarse todos los marrones que le llegan vía Arenas, don Javier. Está en un plis plas de atragantarse. La señora Martínez, que mejora con el tiempo, rebajó ya el diapasón de sus insultos políticos y ahora los que utiliza son de andar por casa y sin apenas gracia. Manuel Chaves, el presidente andaluz, puede estar tranquilo. Ser llamado 'huelguista' no es un insulto porque la señora Martínez estaría, por igual, insultando a los millones de trabajadores que apoyan la huelga del 20.

Y Teófila no puede, ni debe, enfrentarse a quienes dentro de poco les pedirá el voto. Con eso de llamarle 'piquete' se pasó un pelín. Claro que tampoco anduvo manco el presidente Chaves que, al menos en esta ocasión, estuvo duro, sin dejarle pasar una y echándole en cara a la señora Martínez que ni tiene propuestas serias, ni liderazgo.

Dicen, y no precisamente en Córdoba, que la señora Martínez está haciendo méritos ante su eterno jefe para que, en frase evangélica, aparten de su boca el amargo trago del cáliz de tener que encabezar las autonómicas andaluzas.

Porque si no, ¿cómo se explican sus últimas reacciones?, ¿cómo se explica que entre su propia clientela política se asista asombrado a unos planteamientos que no se sostienen? Tuvo una salida graciosa, de las que hacen época y que en la propia calle Génova, sede del PP nacional, causó estupor y risa, por no decir otra palabra malsonante. Fue cuando la señora Martínez proclamó a los cuatro vientos, urbi et orbe, para vergüenza y escarnio de los jornaleros que se tienen que aguantar con unos pocos euros mensuales, que la manifestación habida en Sevilla era contra Manuel Chaves y su gobierno. Genial.

Y hablando de jornaleros, el PP, con el decretazo, ha tenido la virtud de recuperar el espíritu de lucha de aquel sindicato de los Gonzalo Sánchez, Casero, Cañamero, Diamantino, Zoido, Gordillo y de otros muchos; de pueblos como El Coronil y Marinaleda, de Lebrija y de la Sierra de Cádiz. Están en la calle, en los caminos de Andalucía como cuando gobernaba la UCD. Y encima la señora Martínez quiere enmendar la plana al decretazo con unas propuestas que, como era de esperar, sólo contentan a unos pocos y no precisamente a los jornaleros.

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