Una limpiadora ecuatoriana de un bar de Fuencarral, asesinada de una cuchillada

Los propietarios del local informaron a los agentes de que han desaparecido 4.000 euros

Una sola cuchillada en el corazón acabó ayer con la vida de Pilar Guadalupe Bonilla, de 29 años y de nacionalidad ecuatoriana. El crimen ocurrió de madrugada y en el interior de la cocina del bar La Jaima, en el distrito de Fuencarral, donde la víctima trabajaba como limpiadora desde hacia dos meses. Fue su novio, Luis Marcelo Trujillo Vaca, quien encontró el cadáver de Lupita a las 5.15. Lupita era el apodo con el que amigos y familiares conocían a la fallecida. Con este crimen son ya 29 las personas que han muerto de forma violenta en la región en lo que va de año.

Nadie vió cómo mata...

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Una sola cuchillada en el corazón acabó ayer con la vida de Pilar Guadalupe Bonilla, de 29 años y de nacionalidad ecuatoriana. El crimen ocurrió de madrugada y en el interior de la cocina del bar La Jaima, en el distrito de Fuencarral, donde la víctima trabajaba como limpiadora desde hacia dos meses. Fue su novio, Luis Marcelo Trujillo Vaca, quien encontró el cadáver de Lupita a las 5.15. Lupita era el apodo con el que amigos y familiares conocían a la fallecida. Con este crimen son ya 29 las personas que han muerto de forma violenta en la región en lo que va de año.

Nadie vió cómo mataron a Lupita dentro del bar, situado en la calle de Alfredo Marquerie, número 23, en el barrio del Pilar (distrito de Fuencarral). Los hechos sí permiten deducir que el asesinato sucedió después de las 2.30, cuando el último camarero abandonó el local, y antes de las 5.00, cuando Luis Marcelo llegó al bar para encontrarse con su novia. Parece que Lupita luchó antes de morir: 'Tenía marcas y heridas en las manos, como si se hubiera enfrentado con su asesino', afirma Luis Marcelo.

Tras descubrir el cadáver de su novia, Luis Marcelo corrió hasta la comisaría de Fuencarral para alertar a la policía de lo sucedido. Las dos patrullas policiales que acudieron al lugar acordonaron la zona e iniciaron las investigaciones del crimen, mientras los sanitarios del Samur que les acompañaron certificaron el óbito de la mujer.

El móvil más probable del homicidio parece ser el robo, según confirmaron fuentes policiales, que añadieron que los propietarios del bar echaron de menos dinero y algunos objetos al inspeccionar el local.Tras un mes de mayo sangriento en la Comunidad de Madrid, con 13 asesinatos, la calma parecía haber vuelto a la región en los primeros días de junio. Pero dos nuevos homicidios, en apenas 36 horas, han levantado de nuevo la alarma. El jueves, Victoria Vázquez Yagüe, de 57 años, moría en Alcalá de Henares a manos de su marido, que le asestó una cuchillada mortal en la tráquea. Ayer una cuchillada en el corazón acababa con Lupita.

Tres agentes de la policía científica, equipados con guantes de goma, rastreaban en la mañana de ayer el bar La Jaima, donde Pilar Guadalupe Bonilla, Lupita, fue asesinada en la madrugada de ayer.

Luis Marcelo descubrió el cadáver de su novia cuando fue al bar a ayudarla en las tareas de limpieza. No era la primera vez que lo hacía: él mismo trabajó limpiando el establecimiento hasta que, hace dos meses, encontró otro empleo y le pasó el suyo a su novia.

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'La llamé a las doce y media de la noche. Me dijo que tenía mucho trabajo y que terminaría tarde. Fui al bar cuando ya eran las cinco. La puerta estaba abierta y al entrar la vi allí en el suelo, con mucha sangre. No se movía. Ya estaba muerta'. Luis Marcelo ya no tenía más lágrimas que derramar a las tres de la tarde cuando relataba lo sucedido. Tras una noche en vela, el dolor, la tensión y el cansancio habían podido con él, un hombre de piel oscura, pelo largo, cuidado bigote, gafas y ojos hundidos. El hombre aparenta tener unos 35 años.

La policía baraja la hipótesis de que dos o tres personas asaltaron el bar para robar. Una vez dentro del local, los ladrones se toparon con Lupita, a la que, tras un forcejeo, asestaron una cuchillada mortal en el corazón. La policía confirmó ayer que la recaudación de la caja y una bolsa con monedas para las máquinas de tabaco y tragaperras fueron sustraídas del local. En total, el importe robado podría ascender a unos 4.000 euros, según estas fuentes. Sin embargo, las máquinas no fueron forzadas.

Para acceder al bar, los ladrones forzaron la puerta de servicio que da a la calle de Valencia de don Juan, según fuentes policiales. Esta puerta tiene acceso directo a la cocina, donde fue encontrado el cadáver.

Lupita entraba a trabajar sobre las 21.00, según explicó su novio. A partir de las dos de la madrugada, la mujer se quedaba sola y seguía limpiando hasta que, a las seis de la mañana, los dueños del negocio volvían para abrir el local.

Local de barrio

El bar ocupa un local de unos 70 metros cuadrados y está equipado con confortables sillones de mimbre. 'Es un bar muy tranquilo, de la gente del barrio. Los clientes no son adolescentes ni gente mayor, sino más bien personas de mediana edad que acuden a desayunar, tomar el aperitivo, comer o tomar una copa por la tarde y la noche', explicó una vecina. 'Estos días tiene más parroquia por las mañanas para ver los partidos del Mundial de fútbol', añadió esta mujer.

Pero ayer ningún vecino escuchó nada. El bar La Jaima ocupa la planta baja de un edifico de dos alturas. En la planta superior hay un centro de formación y en la baja, otro bar y una farmacia. Las viviendas más cercanas están situadas a unos treinta metros.

Luis Marcelo y Lupita vivían desde hacía dos años cerca del lugar del crímen, en el cuarto piso de un alto edificio de viviendas populares situado en la plaza de Verín, 4, cercana al centro comercial La Vaguada. La pareja compartía allí un piso, de unos 60 metros cuadrados, con otra pareja de ecuatorianos y los tres hijos de estos últimos.

Luis Marcelo y Lupita se conocieron hace más de tres años en Quito, la capital de Ecuador. Los dos viajaron a España, ella algo antes que él, a principios del año 2000 y desde entonces luchaban por mejorar su situación económica. Para ello trabajaron en varios empleos, especialmente en el sector de la restauración. Su mayor objetivo ha sido hasta ahora legalizar su situación en España, algo que aún no habían logrado.

'A ella le rechazaron dos veces concederle los papeles. Yo los voy a conseguir pronto', explica Luis Marcelo. Precisamente para acelerar el proceso, Luis Marcelo y Lupita pensaban casarse pronto. 'Nos habían dicho que, cuando yo los tuviera, a ella iba a serle mucho más fácil lograrlos si estábamos casados', relató Luis Marcelo.

El cuerpo de Lupita fue trasladado a primera hora de la mañana de ayer al Instituto Anatómico Forense, donde le realizaron la autopsia.

El asalto al bar La Jaima no ha sido el primero que han sufrido los bares de la zona esta semana. El bar Schoppen, situado justo al lado, sufrió un robo el pasado jueves. Benita de Moreno, su dueña, aún no se explica lo sucedido. 'Cortaron dos barrotes de la verja y luego rompieron la cerradura. Sabían lo que hacían, porque también cortaron los cables de la alarma para que no sonara', se quejó la mujer.

Tres ecuatorianas asesinadas en 90 días

Pilar Guadalupe Bonilla, de 29 años, ha sido la tercera mujer joven de nacionalidad ecuatoriana asesinada en la región en los últimos tres meses.

Blanca Avilés, de 28 años, murió el 11 de marzo pasado en una pensión ilegal de la calle del Desengaño, en el distrito de Centro. La mujer murió de una cuchillada en el cuello que le asestó su compañero sentimental, Milton V., de 36 años. Éste fue el primero de los dos casos de violencia doméstica registrados en la región este año.

El cuerpo sin vida de Leila Yolanda Ordóñez Apolo, de 27 años, fue encontrado el 26 de mayo, desnudo, con varias cuchilladas y oculto entre unos matorrales, en el parque de Agustín Rodríguez Sahagún, en el distrito de Tetuán.

Leila estaba embarazada de cuatro meses y trabajaba como empleada de hogar en una casa de la plaza de Cuzco. La mujer había logrado regularizar su situación.

El cadáver de Leila permaneció 10 días en el Instituto Anatómico Forense sin ser identificado hasta que, por sus huellas dactilares, la policía confirmó su identidad y se puso en contacto con unos familiares que también viven en Madrid.

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