Un fanático de las armas

Aunque lejos de resolver todas las contradicciones, en la jornada de ayer autoridades y periodistas lograron aclarar bastante qué es lo que sucedió el viernes, a partir de las 11 de la mañana, en el instituto Johannes Gutenberg. Sobre todo ha emergido una imagen ya más precisa de cómo procedió Robert Steinhäuser, que el viernes tiroteó a la vicedirectora, dos alumnos, una secretaria y 11 profesores de su antiguo colegio, además de un policía. Desde hace al menos 18 meses, el joven era miembro de dos clubes deportivos de tiro en Erfurt, una afiliación y un entrenamiento que le permitieron obten...

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Aunque lejos de resolver todas las contradicciones, en la jornada de ayer autoridades y periodistas lograron aclarar bastante qué es lo que sucedió el viernes, a partir de las 11 de la mañana, en el instituto Johannes Gutenberg. Sobre todo ha emergido una imagen ya más precisa de cómo procedió Robert Steinhäuser, que el viernes tiroteó a la vicedirectora, dos alumnos, una secretaria y 11 profesores de su antiguo colegio, además de un policía. Desde hace al menos 18 meses, el joven era miembro de dos clubes deportivos de tiro en Erfurt, una afiliación y un entrenamiento que le permitieron obtener el permiso oficial para portar consigo no sólo armas cortas, sino también un fusil de tiro rápido. 'Parece que era un fanático de las armas', sostiene el director de la policía de Erfurt, Rainer Grube. En su habitación se encontraron numerosos vídeos de acción y agresivos juegos de ordenador.

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Su irrupción en el colegio debió de ser parecida a uno de estos pasatiempos: vestido de negro y encapuchado, como si fuese un ninja, Robert disparó muy poco -se han encontrado poco más de 40 cartuchos de su pistola de 9 milímetros y ninguno de tiro rápido-, pero con una precisión letal, muchas veces a la cabeza. Además, todo sucedió muy rápido, en apenas 15 o 20 minutos, que bastaron para que el joven recorriera buena parte del edificio, ignorando a casi todos sus antiguos compañeros para arremeter preferentemente en contra de los maestros. Al final, sin embargo, se topó con un profesor, Rainer Heise, que lo encaró de frente. 'Me miró, bajó la pistola y dijo: Por hoy ya basta, señor Heise', cuenta el maestro, quien acto seguido logró encerrar a Robert en un salón, donde éste acabaría por suicidarse. Aunque la policía aún no haya descartado del todo esta posibilidad, es poco probable que el joven haya tenido un cómplice. Su hermano, un universitario, hasta ahora no ha podido ser localizado por las autoridades.

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