Entrevista:ALEJANDRA MATUS | Ganadora del Ortega y Gasset en 1996

'El periodismo chileno es el más opaco y timorato de la región'

La periodista Alejandra Matus (San Antonio, Chile, 1966) desmitifica sin medias tintas el periodismo que se hace en su país. 'En Chile ya no hay amenazas de muerte [a periodistas], el riesgo físico desapareció con el fin de la dictadura, pero nuestro periodismo tal vez sea el más opaco, timorato y contrito de la región'. Para Matus, ganadora del Premio Ortega y Gasset en 1996 por un reportaje sobre el asesinato de Orlando Letelier en Estados Unidos, los motivos son 'la herencia autoritaria de la dictadura' y el 'duopolio que domina en mercado periodístico escrito'.

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La periodista Alejandra Matus (San Antonio, Chile, 1966) desmitifica sin medias tintas el periodismo que se hace en su país. 'En Chile ya no hay amenazas de muerte [a periodistas], el riesgo físico desapareció con el fin de la dictadura, pero nuestro periodismo tal vez sea el más opaco, timorato y contrito de la región'. Para Matus, ganadora del Premio Ortega y Gasset en 1996 por un reportaje sobre el asesinato de Orlando Letelier en Estados Unidos, los motivos son 'la herencia autoritaria de la dictadura' y el 'duopolio que domina en mercado periodístico escrito'.

Matus ha participado en un seminario sobre los retos del periodismo latinoamericano, el acceso a la información pública en las democracias nacientes de la región y la lucha contra la corrupción vía red electrónica organizado por la Universidad del País Vasco, la ONG Fundeso y el centro latinoamericano de periodismo Celap.

Esta reportera freelance y profesora universitaria conoce en primera persona esos obstáculos a la libertad de expresión en democracia. 'Escribí El libro negro de la justicia chilena, que estuvo secuestrado y prohibido por casi tres años, me procesaron y tuve que salir al exilio'. 'A partir de mi caso', añade , 'finalmente se derogó un artículo de la ley de Seguridad Nacional y nos devolvieron el libro'. El tribunal eliminó los cargos y en noviembre pudo regresar a su país.

La decisión de escribir aquel libro no respondía a una vocación de escritora, ni mucho menos. 'Las investigaciones periodísticas que un medio no publicaría se han escrito en libro', explica. Es la salida que les quedó a ella y a otros periodistas de investigación.

Su visión de los medios escritos chilenos es terrible. 'Son una especie de regimiento donde los periodistas son soldados que no tiene poder para discutir decisiones'. Añade que se hace un 'periodismo con agenda, que no sólo maneja las páginas editoriales para transmitir opiniones sino que todo el enfoque que se da a las noticias es para reforzar ciertas opiniones y valores'. En su opinión, la concentración de los medios limita el debate. 'En Chile nunca ha habido un periódico que pretenda reflejar en sus páginas toda la diversidad política, ideológica y cultural, sino que ha sido un periodismo de trincheras; pero antes del 73 había muchos medios de distintas trincheras y, leyendo de la A a la Z, podías hacerte una imagen de lo que era el país', dice Matus. Hoy El Mercurio y La Tercera dominan el panorama.

Como otros colegas chilenos, la periodista se ha acostumbrado a vivir 'con la carga de la autocensura'. Cuenta que hace nada tuvo que sacrificar, a petición de una jefa de redacción, una descripción explícita por el eufemismo 'tocamientos indebidos' en un reportaje sobre sacerdotes pedófilos en Chile -'que también los hay', precisa-, para que su reportaje fuera publicado.

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