Columna

Gobernador civil

Lo teníamos expuesto en la Mesa del Congreso, los días de pleno, como decían que estaba expuesto Landelino Lavilla. Ocupaba un lugar relevante dentro del escalafón político: vicepresidente primero del Congreso. ¡Ahí es nada! Un punto por debajo del presidente de la Cámara, que es la tercera autoridad del Estado. De pronto, nos degradan a nuestro paisano Francisco Camps y nos lo relegan a jefe de la policía en la Comunidad, es decir, a Delegado del Gobierno, que es la denominación que se da a lo que antes eran los gobernadores civiles. Sólo que en lugar de limitarse a la provincia su autoridad ...

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Lo teníamos expuesto en la Mesa del Congreso, los días de pleno, como decían que estaba expuesto Landelino Lavilla. Ocupaba un lugar relevante dentro del escalafón político: vicepresidente primero del Congreso. ¡Ahí es nada! Un punto por debajo del presidente de la Cámara, que es la tercera autoridad del Estado. De pronto, nos degradan a nuestro paisano Francisco Camps y nos lo relegan a jefe de la policía en la Comunidad, es decir, a Delegado del Gobierno, que es la denominación que se da a lo que antes eran los gobernadores civiles. Sólo que en lugar de limitarse a la provincia su autoridad se extiende a toda la 'región'. Autoridad que ejercerá desde el Temple como guardián del orden público. Antes, los gobernadores, además del orden público, se cuidaban del 'orden político' del partido gobernante al que pertenecían y les nombraba. En la República, el gobernador era, también, el 'jefe político' de la facción en el poder. Durante el franquismo, además de jefe de la policía ejercía de 'jefe provincial del Movimiento'. Ahora, con la democracia, estas funciones se han desdoblado: el orden público para el inquilino del palacio del Temple. La 'jefatura política', es decir, la responsabilidad de velar y difundir la doctrina de la causa, se ejerce desde el palacio de la Generalitat. De momento, Camps ya ha sido emplazado a afrontar la inseguridad ciudadana que ha aumentado de forma alarmante. Menos mal que el responsable estatal de la policía es otro valenciano, Cotino. A ver si en este campo del orden público se nota el 'poder valenciano' ya que en otros sectores brilla por su ausencia.

Rectificación: En mi artículo del viernes pasado me quejaba de que sólo un miembro del Consejo Jurídico Consultivo, Vicent Cuñat, juró su cargo en valenciano. No fué así, también Ferrando Badía y Garrido Mayol lo hicieron en nuestra lengua. Así me lo hace constar éste último en un afectuoso escrito. Quede aquí constancia en honor a la verdad. La información de un diario local de la que me serví no se ajustaba a lo sucedido. Pido excusas a los afectados y a mis lectores.

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