La fiscalía quiere camuflar policías en las bandas criminales para erradicarlas

Las tramas organizadas están detrás de una parte del aumento delictivo

Un informe elaborado por la Fiscalía de Madrid insta a la policía a camuflar agentes en las bandas criminales de la región con el fin de erradicarlas. El informe expone las pautas legales que deben nutrir las investigaciones policiales sobre estas tramas para acopiar armas jurídicas con las que atacar directamente a las cúpulas criminales, evitar con ello su rápida regeneración (que es lo que suele ocurrir ahora) y, paralelamente, juzgarlas por asociación ilícita. Parte del incremento delictivo que se registra en Madrid se atribuye, desde la fiscalía, a estas bandas organizadas.

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Un informe elaborado por la Fiscalía de Madrid insta a la policía a camuflar agentes en las bandas criminales de la región con el fin de erradicarlas. El informe expone las pautas legales que deben nutrir las investigaciones policiales sobre estas tramas para acopiar armas jurídicas con las que atacar directamente a las cúpulas criminales, evitar con ello su rápida regeneración (que es lo que suele ocurrir ahora) y, paralelamente, juzgarlas por asociación ilícita. Parte del incremento delictivo que se registra en Madrid se atribuye, desde la fiscalía, a estas bandas organizadas.

El citado informe ha sido remitido por la fiscalía a la Jefatura Superior de Policía de Madrid ante la eclosión de bandas delictivas que operan en la región. La tasa de criminalidad de Madrid creció un 11% en 2001 respecto a 2000, según la fiscalía. En el documento se distingue entre las tramas armadas -las más peligrosas y virulentas- y las de corte paramilitar e ideología radical que se unen en torno a acontecimientos deportivos. A todas ellas se dirige el informe, cuyo objetivo es doble: erradicarlas y poder acusar a sus miembros de asociación ilícita, un delito que, pese a figurar en el nuevo Código Penal, casi nunca se usa por la ausencia de pruebas sólidas.

El fiscal Antonio Camacho Vizcaíno, autor del informe, sólo recuerda dos casos en España en los que se ha podido acusar a sendas bandas de asociación ilícita: el de unos individuos que se dedicaban a atracar a automovilistas en las carreteras de Cataluña y el del grupo ultraderechista madrileño Bastión, formado por seguidores del Atlético de Madrid, uno de cuyos miembros fue condenado por matar de una cuchillada en el corazón al seguidor de la Real Sociedad Aitor Zabaleta.

La fiscalía acepta la dificultad de hallar pruebas contundentes que permitan desestructurar las bandas. Los cabecillas dirigen y ordenan los hechos delictivos, pero raramente intervienen en el acto criminal. Por ello, desde la fiscalía se apuesta, entre otras figuras jurídicas, por la del agente encubierto, regulada en la nueva Ley de Enjuiciamiento Criminal y que hoy, según fuentes jurídicas, 'apenas se utiliza'.

El departamento que dirige el fiscal jefe de Madrid, Mariano Fernández Bermejo, defiende en su informe contra la delincuencia organizada la necesidad de que las investigaciones sobre las tramas sean aún más concienzudas y no se ciñan a detenciones aisladas. Se trata de grupos 'perfectamente estructurados y jerarquizados' que se asocian para delinquir y 'emplean una extremada y, en ocasiones, innecesaria violencia'. 'Sus acciones atemorizan a la sociedad', explica el autor del informe, el fiscal Antonio Camacho.

Para erradicar estas tramas, según el documento, es necesario 'ascender en las investigaciones hasta determinar si la organización de la que forman parte sus miembros puede ser conceptuada como asociacion ilícita (...). Y ello a efectos, no sólo de sancionar los delitos cometidos por sus integrantes, sino también de dar una respuesta penal a la organización en sí'.

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Para encausar por asociación ilícita a las bandas que emplean medios violentos y alteran el comportamiento de sus miembros para cometer delitos, la policía debe seguir, según el informe, los siguientes pasos: indagar 'sus fuentes de financiación (cuentas bancarias, apoyos financieros, cuotas), la titularidad y uso de los bienes muebles que posean; hacer un seguimiento de su estructura, quiénes son, a qué se dedican, de quién parten las órdenes, relaciones entre ellos; comprobar el origen y desarrollo de la estructura, sus cambios; los antecedentes penales de sus miembros, tipo de publicaciones que difundan, locales de reunión, citas...'.

Si sólo se ataca a la base y no se escala hasta la cúpula, lo lógico es que la estructura 'se regenere', afirma Camacho. De ahí la necesidad de acopiar pruebas, bien mediante el agente camuflado o bien mediante seguimientos policiales, que permitan incriminar a toda la banda por asociación ilícita. Si se trata de una banda armada, la ley establece penas de hasta 14 años de cárcel para los cerebros, y de entre 6 y 12 para sus miembros.

450 organizaciones

La policía cree que en España operan en torno a 450 bandas criminales. Una parte relevante de ellas tiene en Madrid su base de operaciones y principal escenario delictivo. En 2001 la cifra de delitos denunciados creció un 11% en la Comunidad; y un 19% en la zona norte de la región, según la memoria de actividades de la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Madrid referidos a 2001 y comparados con 2000. Detrás de un porcentaje importante de esta tasa delictiva, se hallan bandas perfectamente organizadas: por ejemplo, las que estrellan coches contra escaparates de comercios para robarlos (los aluniceros), y otras que se dedican a robar vehículos para venderlos en países extranjeros, y las que atracan chalés.

La fiscalía, en su informe, distingue dos grandes grupos: el primero, constituido 'por organizaciones de súbditos extranjeros (centroeuropeos, suramericanos, etcétera), que cometen delitos en el ámbito de los delitos contra la propiedad, con una especial intensidad, éxito e incluso innecesaria violencia'. Según el documento, 'la organización de estos grupos es tan perfecta que permite a sus miembros sacar al extranjero objetos sustraídos en España, con una ejecución de los delitos que, en ocasiones, pone en peligro la integridad física de los propios afectados'.

El segundo grupo se nutre de bandas 'que están constituidas lícitamente', aunque para alcanzar sus fines 'utilizan medios extraordinariamente violentos' e 'irracionales', que 'crean una sensación de inseguridad ciudadana'. Entre éstas, se hallan 'las seudodeportivas de aficionados y las paramilitares'.

Por eso, hay que luchar contra ellas con las armas que ofrece la ley. 'Lo fácil es detener a un miembro de la banda por un delito concreto y castigarle; lo difícil es llegar hasta arriba, lo que lógicamente requiere otro tipo de investigación', explica el autor del informe.

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