OPINIÓN DEL LECTOR

No

En contestación a la carta publicada en EL PAÍS del domingo 17 de marzo de 2002, en la sección de Madrid, de don Luis A. Martín Arroyo, he de decirle que no comparto en absoluto su opinión. No sé si se refiere usted al distrito de Hortaleza, a aquel que antes era un pueblo y que ahora se ha convertido en un distrito más de Madrid, con sus miles de viviendas, coches o centros comerciales.

Está dotado de diferentes infraestructuras: transporte, salud pública, zonas deportivas, lugares de ocio, parques infantiles.

Pero he de decirle que, como vecina y usuaria de estos recursos, encu...

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En contestación a la carta publicada en EL PAÍS del domingo 17 de marzo de 2002, en la sección de Madrid, de don Luis A. Martín Arroyo, he de decirle que no comparto en absoluto su opinión. No sé si se refiere usted al distrito de Hortaleza, a aquel que antes era un pueblo y que ahora se ha convertido en un distrito más de Madrid, con sus miles de viviendas, coches o centros comerciales.

Está dotado de diferentes infraestructuras: transporte, salud pública, zonas deportivas, lugares de ocio, parques infantiles.

Pero he de decirle que, como vecina y usuaria de estos recursos, encuentro insuficiente el tiempo que dedica el personal de limpieza del Ayuntamiento a la mejora y mantenimiento de dichas zonas. Seguramente no ha tenido la oportunidad de 'adentrarse' en una de esas llamadas 'zonas infantiles'. Son estupendas y sobre todo limpias, pero sólo el primer día después de su construcción; el segundo y consecutivos días el parque se transforma es lugar de reunión para jóvenes que se dedican a pintarrajear los columpios, a tirar las colillas de los cigarros, cáscaras de pipas y otras basuras.

También podemos encontrar excrementos de perro -que, como muy bien le dice mi padre a mi hija, es 'caca de perro de dueño sucio', con perdón de la expresión-; también se pueden encontrar personas ya no tan jóvenes que destruyen con sus desechos los parques, sin tener en cuenta que son lugares para los más pequeños.

Si a esta lección de embrutecido civismo le añadimos la dejadez mostrada por el Área de Limpieza del Ayuntamiento del distrito y de Madrid, nos encontramos con verdaderos basureros.

Usted habrá transitado por las vías principales del distrito, pero, si se asoma por las calles que no lo son o por detrás de los edificios, verá ¡qué limpieza!

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En una cosa sí estoy de acuerdo: los ciudadanos debemos concienciarnos y colaborar en la limpieza de nuestra ciudad, eso es educación cívica que debe ser enseñada desde las instituciones de la escuela, la familia y, cómo no, desde el Ayuntamiento.

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