Crítica:

El laberinto de la libertad

Después del 11 de septiembre una buena parte de la prensa, de la opinión publicada y de los políticos mexicanos se caracterizaron por sus salidas de tono en sus valoraciones sobre los atentados terroristas, caracterizadas por un antinorteamericanismo ramplón. Fue entonces cuando se hechó en falta la pluma contundente y decidida, con escasas concesiones a lo políticamente correcto, de Octavio Paz. Ya en 1993, en Itinerario, había señalado que 'la transformación del sentimiento religioso en idolatría política termina siempre, ahora lo sabemos, en inmensos lagos de sangre'.

La excel...

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Después del 11 de septiembre una buena parte de la prensa, de la opinión publicada y de los políticos mexicanos se caracterizaron por sus salidas de tono en sus valoraciones sobre los atentados terroristas, caracterizadas por un antinorteamericanismo ramplón. Fue entonces cuando se hechó en falta la pluma contundente y decidida, con escasas concesiones a lo políticamente correcto, de Octavio Paz. Ya en 1993, en Itinerario, había señalado que 'la transformación del sentimiento religioso en idolatría política termina siempre, ahora lo sabemos, en inmensos lagos de sangre'.

La excelente recopilación de los escritos políticos de Octavio Paz realizada por Yvon Grenier nos muestra al escritor y polemista en estado puro y con la ventaja añadida de que a través de ella no resulta complicado seguir su evolución ideológica. Y aquí es donde aparece el primer problema. ¿Es posible encasillar a Octavio Paz? ¿Con qué corriente ideológica se lo identificaría? Estas preguntas tienen difícil respuesta, sobre todo si pensamos que estamos frente a una obra de más de medio siglo y a una evolución constante y a un permanente cuestionamiento de la realidad que lo rodea.

SUEÑO EN LIBERTAD. ESCRITOS POLÍTICOS

Octavio Paz Seix Barral. Barcelona, 2001 465 páginas. 19,83 euros

Si adoptamos la perspectiva de sus adversarios políticos no habría más remedio que arrinconarlo en la derecha o en el liberalismo. Sin embargo, más allá de su cerrada defensa de la libertad y de la democracia es difícil pensar a Paz como un liberal. Su interpretación de la historia de México y del papel del PRI en la misma difiere considerablemente de la de Mario Vargas Llosa, que llegó a hablar de la dictadura perfecta en alusión al régimen priísta. En 1980, Paz decía que 'en México no hay más dictadura que la del PRI', pero 18 años más tarde señalaba que puede hablarse 'de un monopolio del PRI, pero no de una dictadura'. Si México y el PRI cambiaban, Paz y sus interpretaciones cambiaban con ellos.

Una de las sorpresas de la lectura de esta recopilación es la frescura que mantienen buena parte de sus escritos, pese al paso del tiempo, hasta tal punto que es constante la tendencia a polemizar con él. Esto ocurre, por ejemplo, con su interpretación de la historia de México. Como buena parte de sus compatriotas, Paz tenía una visión teleológica de la historia mexicana y consideraba que el país actual, era previo a la independencia. Para él, y esto es algo que repite hasta la saciedad la historia nacional, México es producto de la continuidad entre el país de los aztecas, el virreinato y el actual Estado independiente. El problema de Paz es que veía la historia, y el mundo que lo rodeaba, con los ojos de un mexicano, a través del prisma de lo que pasaba en México. Y si bien miraba a América Latina, y sus juicios al respecto eran contundentes y certeros, practicaba poco el arte de la comparación.

Su defensa a ultranza de la libertad supuso en su momento una condena cerrada del totalitarismo comunista, lo cual le valió gran cantidad de críticas, que hizo extensivas a Cuba y a los máximos líderes de la revolución: Fidel Castro y Ernesto Che Guevara: 'Las teorías sobre la guerrilla del infortunado comandante Guevara fueron y son un extraño renacimiento de la ideología de Blanqui en pleno siglo XX'. Su condena a la violencia política era total y esto se puede ver con claridad en sus respuestas frente al aciago año 1994 que le tocó vivir: el levantamiento zapatista y los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y José Francisco Ruiz Massieu. En esas horas difíciles, Paz insistió en la necesidad de reparar la injusticia con salidas pacíficas y democráticas, reiterando una vez más, su compromiso con la libertad.

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