Necrológica:

Un impuesto que se convirtió en bandera de los antiglobalización

Hace 30 años, James Tobin propuso la creación un impuesto sobre los intercambios monetarios internacionales que recibió su nombre y se ha convertido en bandera de los movimientos antiglobalización, que ven en la tasa Tobin una palanca ideal para introducir granos de arena en el complejo motor del capitalismo del siglo XXI y contribuir a la justicia distributiva. Tobin no estaba de acuerdo con esta aplicación, como tampoco aprobaba la apropiación e interpretación interesada de sus teorías por el otro extremo del abanico ideológico.

El economista de Yale buscaba con su propuesta es...

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Hace 30 años, James Tobin propuso la creación un impuesto sobre los intercambios monetarios internacionales que recibió su nombre y se ha convertido en bandera de los movimientos antiglobalización, que ven en la tasa Tobin una palanca ideal para introducir granos de arena en el complejo motor del capitalismo del siglo XXI y contribuir a la justicia distributiva. Tobin no estaba de acuerdo con esta aplicación, como tampoco aprobaba la apropiación e interpretación interesada de sus teorías por el otro extremo del abanico ideológico.

El economista de Yale buscaba con su propuesta estabilizar las tasa de cambio y reducir la especulación financiera para dar margen de actuación a las economías más débiles. 'Yo no tengo nada en común con los que llevan a cabo esta revolución contra la mundialización', decía Tobin, 'cuyas ideas son buenas, aunque hagan propuestas que no tienen sentido. O, por lo menos, yo no las entiendo'.

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Tobin se definía como miembro de la tribu de los economistas, partidaria en su mayor parte de la libertad de intercambios. 'Además, yo apoyo al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial y a la Organización Mundial de Comercio', decía hace seis meses en el semanario Der Spiegel. 'La pobreza de los países puede tener muchas causas. La mayoría de estas causas son inherentes a los propios países'.

El profesor proponía que las transferencias de capitales, cada vez mayores, más frecuentes y más rápidas gracias a la tecnología, fueran tasadas con medio punto y que ese impuesto revertiera en el Banco Mundial. Preguntado se creía que algún día se llegaría a poner en práctica la tasa Tobin respondió: 'En absoluto. Se oponen a ella los que deciden'.

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