Reportaje:

La mezquita de la disputa

La 'guerra de los templos' iniciada en Ayodhya en 1992 es fuente de extremismo islámico y puede desestabilizar India

Amparados en la oscuridad de la noche, voluntarios del partido ultranacionalista hindú VHP destruyeron en 1992 la mezquita de Babri, del siglo XVI, enclavada según la leyenda en el mismo lugar donde nació el dios Rama -una de las deidades más importantes del hinduismo- hace 900.000 años. Fue la noche de los cuchillos largos en Ayodhia, la ciudad del norte donde estaba la mezquita destruida y donde comenzó una caza del musulmán que degeneró en los disturbios interreligiosos más graves que ha padecido India desde la independencia del Imperio Británico y la partición en India y Pakistán, ...

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Amparados en la oscuridad de la noche, voluntarios del partido ultranacionalista hindú VHP destruyeron en 1992 la mezquita de Babri, del siglo XVI, enclavada según la leyenda en el mismo lugar donde nació el dios Rama -una de las deidades más importantes del hinduismo- hace 900.000 años. Fue la noche de los cuchillos largos en Ayodhia, la ciudad del norte donde estaba la mezquita destruida y donde comenzó una caza del musulmán que degeneró en los disturbios interreligiosos más graves que ha padecido India desde la independencia del Imperio Británico y la partición en India y Pakistán, en 1947. Ahí es donde los hindúes quieren construir su templo, lo que ha originado las disputas.

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Con 120 millones de musulmanes, que representan el 12% de los habitantes de India, los choques entre las dos comunidades son tan frecuentes como peligrosos. Ayodhia está en Uttar Pradesh, el Estado más poblado de India y en el que mejor se pone de manifiesto la precaria situación en que quedaron los musulmanes al dividirse el país. Los intelectuales, comerciantes y adinerados se fueron al recientemente creado Pakistán. Las clases más desfavorecidas permanecieron en India, cuya Constitución reconocía la libertad religiosa.

El hinduismo es considerado por sus sadus (santones) una religión 'tolerante y abierta', pero conforme se ha ido politizando se ha radicalizado. El gobernante Partido Bharatiya Janata (BJP) no es ajeno a lo que ahora sucede, si bien el actual primer ministro, Atal Behari Vajpayee, criticó duramente la destrucción de la mezquita de Ayodhya, mientras el entonces líder del BJP, Lal Krishna Advani, se dejaba querer por los extremistas del VHP.

El fanatismo hindú se nutre de leyendas y los extremistas que destruyeron la mezquita sueñan también con destruir una de las cinco maravillas del mundo, el Taj Mahal, porque dicen que también está enclavado sobre un templo hindú. La sombra de Ayodhia se cierne de nuevo sobre India y se convierte en caldo de cultivo de una tremenda amenaza no sólo para ese país, sino para la comunidad internacional al inflamar el extremismo islámico.

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