La causa de canonización de Isabel la Católica

Casi a pie de página en un discurso de 23 folios, el cardenal Rouco anunció ayer que la causa de canonización de la reina Isabel I de Castilla y de León, popularmente Isabel la Católica, sigue su curso. La asamblea de la Conferencia Episcopal conocerá esta semana los detalles sobre 'el estado actual de la causa' que quiere elevar a los altares a la mujer que expulsó de España, en 1492, a los moros y a los judíos, sometidos a años de marginación y persecuciones por la Inquisición.

La Iglesia española acapara, con más de 10.000 causas, el catálogo de unos 13.000 fieles de todo el mundo pr...

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Casi a pie de página en un discurso de 23 folios, el cardenal Rouco anunció ayer que la causa de canonización de la reina Isabel I de Castilla y de León, popularmente Isabel la Católica, sigue su curso. La asamblea de la Conferencia Episcopal conocerá esta semana los detalles sobre 'el estado actual de la causa' que quiere elevar a los altares a la mujer que expulsó de España, en 1492, a los moros y a los judíos, sometidos a años de marginación y persecuciones por la Inquisición.

La Iglesia española acapara, con más de 10.000 causas, el catálogo de unos 13.000 fieles de todo el mundo propuestos para subir a los altares cuando Roma lo decida, pero la mayoría son causas de mártires de la guerra civil iniciada en 1936 tras el golpe de Estado del general Francisco Franco contra la II República. La Iglesia católica, que apoyó aquel golpe, santificó la guerra como 'cruzada' y respaldó más tarde la dictadura durante décadas a cambio de un trato preferencial, sostiene que sufrió entre 1931 a 1936 'la mayor persecución religiosa del siglo XX' y se ha negado siempre, la última vez hace dos años, a pedir perdón por su implicación en los terribles sucesos que dividieron a los españoles y costaron la muerte o el exilio de cientos de miles de personas de todas las ideologías.

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Otros santos

Además de la causa de santificación de Isabel la Católica, iniciada a propuesta del Arzobispado de Valladolid en 1958, la Iglesia, al amparo del encendido nacionalcatolicismo de aquellos años, inició también causas para elevar a los altares a Marcelino Menéndez y Pelayo -Franco viajó a Santander para presidir el traslado de los restos del polígrafo desde el cementerio local a la catedral de Santander, donde el autor de La historia de los heterodoxos españoles sigue enterrado-, y a Claudio López y Bru, el segundo marqués de Comillas que regaló a los jesuitas la monumental Universidad de Comillas y apadrinó al arquitecto Antonio Gaudí, también propuesto para beato.