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La Universitat de València: un doble reto

La universidad española se enfrenta durante este primer trimestre del año 2002 a un hecho trascendental derivado de la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Universidades (LOU). Todo su ordenamiento interno, normativas, régimen de profesorado, órganos de representación y órganos de gobierno deben adaptarse a cuanto dispone la LOU y a lo que establezca su desarrollo normativo. Este proceso de adaptación, en nuestra universidad se superpone con la elección de un nuevo rector. Será la nuestra la primera universidad de España que elegirá a su rector por el procedimiento que establece la LOU, es d...

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La universidad española se enfrenta durante este primer trimestre del año 2002 a un hecho trascendental derivado de la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Universidades (LOU). Todo su ordenamiento interno, normativas, régimen de profesorado, órganos de representación y órganos de gobierno deben adaptarse a cuanto dispone la LOU y a lo que establezca su desarrollo normativo. Este proceso de adaptación, en nuestra universidad se superpone con la elección de un nuevo rector. Será la nuestra la primera universidad de España que elegirá a su rector por el procedimiento que establece la LOU, es decir, por sufragio universal ponderado. El nuevo sistema hace fundamental conseguir la participación efectiva, comprometida e informada de toda la comunidad universitaria y en particular la del colectivo de estudiantes.

La singularidad de la situación actual plantea al nuevo rector y a su equipo de gobierno una exigencia mayor de la que se daría en un proceso electoral ordinario. Por ello el rector deberá mostrar firmeza en la defensa de la dignidad y de la autonomía universitarias, y liderar este proceso de reforma haciéndolo compatible con una gestión que siga impulsando a la Universitat en el camino de una docencia y de una investigación de calidad siempre creciente, hacia una mayor imbricación en la sociedad y hacia una mayor presencia en Europa y en el mundo. Y todo ello sin perder de vista el carácter plural y diverso de la Universitat de València y poniendo en juego toda esa diversidad para construir la universidad del futuro.

Para hacer frente al doble compromiso de transformación y progreso, en una institución que se cuenta entre las diez mejores de España, yo, como candidato, junto al equipo que me acompaña, aportamos experiencia, capacidad de actuación y la voluntad firme de superar los retos que se plantean. Nuestro objetivo es avanzar en la construcción de una universidad democrática y participativa, integrada con la sociedad, con proyección internacional y de calidad, pero sobre todo, una Universitat de València para todas y todos.

En los tiempos venideros, la acción de gobierno deberá propiciar el que el claustro elabore unos estatutos que profundicen en la democratización y en la participación, y también en la eficacia, en la defensa de la autonomía, de nuestro carácter y nuestra identidad. Pero no podremos descuidar el funcionamiento cotidiano de la Universitat. La acción de gobierno deberá dirigirse, asimismo, a trabajar por una enseñanza de calidad, que incida en el proceso de aprendizaje de los estudiantes y las estudiantes, y no se reduzca a la clase magistral. Tendrá que orientarse a una enseñanza que aproveche con intensidad creciente las tecnologías de la información y la comunicación y que armonice la oferta docente con las necesidades sociales y empresariales. A esta acción se unirá una política activa en materia de infraestructuras, edificios y equipamientos que tenga en cuenta toda la actividad universitaria, sin olvidar las instalaciones deportivas y de ocio, que mejoren la calidad de vida en la Universitat.

La acción del nuevo equipo de gobierno deberá también extenderse al desarrollo de una política de investigación que atienda a la dimensión integral de la Universitat de València, con el propósito de una mejora creciente de la calidad y de la proyección social. Esta política debe ofrecer apoyo a los grupos de investigación, y en especial a aquellos que desarrollan su actividad en áreas poco atendidas o desatendidas por los programas nacionales o europeos.

El proceso de innovación constante, de métodos, de objetivos y de medios técnicos, es esencial en la gestión de la Universitat. Debe abordarse desde una perspectiva integral de la institución, y en él debe fomentarse la participación de todos y todas, y muy en especial de las personas que la tienen a su cargo, el Personal de Administración y Servicios (PAS). Este proceso implica también la descentralización de la gestión administrativa, política e incluso económica, que la haga más próxima a sus destinatarios.

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El gobierno de la Universitat debe esforzarse para que todo su personal, tanto el docente e investigador, como el de administración y servicios perciba unas retribuciones dignas y se acabe con la precariedad en los puestos de trabajo. En materia de profesorado, de un modo más concreto, estas acciones deben contemplar la definición de un nuevo proyecto de carrera docente, basada en la promoción y en los principios de mérito y capacidad en el marco de las necesidades de la Universitat.

Todas estas acciones de gobierno no deben posponerse o subordinarse al proceso de elaboración de los Estatutos. En los próximos meses, la Universitat de València deberá hacer frente simultáneamente a ese doble reto. Precisamente por esta razón es necesario un rector y un equipo de gobierno con conocimiento de la universidad, experiencia en la gestión y sentido institucional. Un equipo integrador y no excluyente, plural y no monolítico, con capacidad para gestionar y firme en la defensa de los intereses y los principios de la comunidad universitaria, que comparta una ideología de progreso, que actúe con transparencia y que esté abierto a la participación. Sólo así será posible proyectar hacia el interior -hacia la propia Universitat- y hacia afuera -hacia la sociedad a la que nos debemos- el prestigio y la calidad propios de una institución como la Universitat de València.

Francisco Tomás Vert es candidato a rector.

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