Reportaje:REPORTAJE

Trajes merengues contra vestidos culés

Real Madrid-Bar-ça. Pasarela Cibeles versus Pasarela Gaudí. Nadie preveía una guerra así. La eterna rivalidad entre Madrid y Barcelona se ha ampliado del fútbol a los trapos exquisitos. La pugna surge por un jugoso pastel de muchos millones de euros y por el protagonismo esencial como ciudad contenedor del principal escaparate de la moda española. Hasta hace pocos días había sonrisas, pero la inesperada visita del secretario de Estado para el Comercio y el Turismo, Juan Costa, a la Pasarela Gaudí y la convocatoria unilateral por su parte de una rueda de prensa de la que no habían sido a...

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Real Madrid-Bar-ça. Pasarela Cibeles versus Pasarela Gaudí. Nadie preveía una guerra así. La eterna rivalidad entre Madrid y Barcelona se ha ampliado del fútbol a los trapos exquisitos. La pugna surge por un jugoso pastel de muchos millones de euros y por el protagonismo esencial como ciudad contenedor del principal escaparate de la moda española. Hasta hace pocos días había sonrisas, pero la inesperada visita del secretario de Estado para el Comercio y el Turismo, Juan Costa, a la Pasarela Gaudí y la convocatoria unilateral por su parte de una rueda de prensa de la que no habían sido avisados los organizadores del salón catalán han desatado la tormenta y subido el tono de las declaraciones. El extremo es que una de las pasarelas debe ceder espacio y protagonismo a la otra, o incluso desaparecer.

Desde el Gobierno se insiste en que la propuesta de crear una pasarela internacional no tiene que llevar implícito la desaparición de Cibeles o Gaudí
Nadie olvida el costoso premio Balenciaga, que solamente se entregó tres veces. Cuando se acabó el dinero desapareció la euforia creativa

Las duras declaraciones de Paco Flaqué, director de Moda Barcelona, no han tenido respuesta en Madrid por las mismas vías, sino por otra: el espectacular anuncio del regreso al ámbito de Cibeles de los principales diseñadores disidentes: Roberto Verino, Jesús del Pozo, Antonio Pernas y Ángel Schlesser. Modesto Lomba, presidente de la Asociación de Creadores de Moda de España, donde estaba agrupado el grupo disidente, ya había aceptado con anterioridad desfilar en Cibeles por las dificultades económicas que atravesaba su firma Devota & Lomba y como gesto conciliador entre las partes. En el desfile anterior de Pernas también surgió un potente rumor de que su firma estaba en suspensión de pagos, extremo que el diseñador desmintió y lo atribuyó a 'maldades de esta profesión'.

Que todo quede en casa

Un portavoz de Luis Blázquez, consejero de Economía de la Comunidad de Madrid (de quien depende Cibeles) se apresuró esta semana a decir que la postura oficial del Gobierno regional es asumir la decisión del Gobierno central. Por su parte, semanas atrás, Concepción Guerra, directora general de comercio de la Comunidad de Madrid, había indicado 'la disposición de la Comunidad de Madrid a ceder el uso y gestión de la emblemática Pasarela Cibeles, principal manifestación del diseño nacional, para contribuir a la consecución de los objetivos marcados en el Plan Global de la Moda'. La idea subliminal es que todo quede en casa.

José María Aznar había presentado hace apenas dos meses en La Moncloa el Plan Global de la Moda. En un salón abarrotado por un público variopinto, donde había desde estilistas hasta modelos y agentes publicitarios, el presidente lanzó por primera vez en público la idea de una pasarela internacional y única para la moda española. Primero se habló de 13 millones de euros, luego se ha llegado hasta los 52 millones.

A partir de entonces ha habido varias reuniones entre diseñadores de las dos ciudades y una proliferación de asociaciones profesionales de modistas, algunas regionales, como es el caso de Valencia, otras nucleando a jóvenes valores. Nadie quiere quedarse fuera de esta operación multimillonaria, que en sus vacilantes pasos y en cierto sentido monumentalista recuerda a la campaña que iniciaron los socialistas en su etapa gobernante bajo el lema La moda de España, que dirigiera María Jesús Escribano y en la que se gastaron en total más de 130 millones de euros. Nadie olvida el costoso premio Balenciaga, que solamente se entregó tres veces y costó más de 240.000 euros por edición; sin embargo, pocos frutos reales de mercado se pudieron recoger. Cuando se acabó el dinero se acabó la euforia creativa.

Desde la Secretaría de Estado de Comercio y Turismo se insiste en que la propuesta, entre otras muchas actuaciones hacia el mercado exterior, de crear una pasarela internacional no tiene que llevar implícito la desaparición de Cibeles, en Madrid, o de Gaudí, en Barcelona. Incluso se ha llegado a barajar el término de 'pasarela complementaria que no excluya en absoluto a las nacionales', según un portavoz de Comercio y Turismo. La postura de que el Gobierno no tiene predilección por una ciudad u otra no se sostiene, y han entrado en liza los valencianos, donde gobierna el Partido Popular; allí tienen un evento de moda propio, la Pasarela del Carmen, y han aumentado su presupuesto de manera espectacular, ampliándola también a dos ediciones anuales. La idea, según modistas de la ciudad del Turia, es que Valencia es 'territorio neutral y está en el Mediterráneo'. En días pasados, la Pasarela del Carmen hizo una presentación a lo grande en Fitur, con políticos y diseñadores. Extremadura también presentó a finales de 2000 en el Museo Romano de Mérida su evento propio regional de moda, con una colección local llena de irregularides.

La última reunión en Madrid de cinco diseñadores catalanes de Gaudí y cinco madrileños del entorno de Cibeles se saldó con tres acuerdos. El primero era volver a reunirse a finales de febrero en Barcelona para seguir hablando de la pasarela internacional; el segundo, que se desechaba de plano la peregrina idea de hacer un desfile anual en cada ciudad (primavera-verano, en Barcelona, y otoño-invierno, en Madrid), y la tercera, que no ha hecho ninguna gracia al Gobierno, es que no se usaría el término Moda España, que se trabajaría sobre la identidad y valía de ciudades.

Cinco consultoras

Ahora se escogerán circo firmas consultoras de prestigio de cinco ciudades extranjeras que son grandes centros de moda (Nueva York, Tokio, París, Milán y Londres), que harán un trabajo de campo sobre qué ciudad española tiene más representatividad en el terreno de la moda, lo que puede decidir el enclave de la nueva pasarela. Se dice que el resultado no será vinculante, pero será tenido en cuenta, y el estudio, que será costoso, lo pagará el Instituto de Comercio Exterior (ICEX).

Pero no todo el mundo piensa igual; otros profesionales del sector miran con recelo la idea de una pasarela monumental sin el respaldo de una feria comercial sólida y creen que la pasarela internacional no tiene por qué ser físicamente un pasillo efímero de 50 metros de largo por tres de ancho, y sí puede ser el marchamo de una empresa de gestión de esos nuevos fondos que se gasten en el apoyo y modernización de una industria que sigue en franco divorcio con los diseñadores locales, además de planificar una promoción corporativa alejada de tópicos de la moda española en el extranjero (al estilo de las ya históricas campañas italianas de los setenta y ochenta) y la colocación de la moda local en las ferias y salones que interesen del sector en el mundo.

Lluís Juste de Nin, director creativo de la firma Armand Basi, se ha expresado sobre Barcelona: 'Creemos en Barcelona como capital de la moda española'. Paco Flaqué dice: 'Llevamos más de 30 años haciendo esto, y lo seguiremos mejorando. Cuando surgió la Pasarela Cibeles, a ninguno de nosotros se nos ocurrió decir nada. Muchos de los diseñadores que están ahora en Cibeles han estado años antes aquí'. Cibeles no ha hecho otra declaración que mostrar a sus hijos pródigos. Y otra gran verdad: tres nombres españoles que realmente tienen una facturación importante en el extranjero no están en ninguno de los dos salones en disputa: Amaya Arzuaga, Custo Barcelona y Adolfo Domínguez. Otros profesionales de prestigio y calidad, como Sybilla, han abandonado las pasarelas desde hace años.

Modelo de Kina Fernández en la pasarela Cibeles.CARLOS YAGÜE

'Negro, lo veo todo muy negro'

VOLVERÁ EL NEGRO. Bueno, en realidad nunca se ha ido, pero el gris y el rojo han intentado colarse en las preferencias. La Pasarela Gaudí con las tendencias para el otoño-invierno 2003 que terminó el pasado jueves ha hecho un notable esfuerzo ampliando el aforo y dotando el cast de modelos de un equilibrio basado en la calidad, tanto en mujeres como en hombres. En los desfiles ha habido de todo, desde irregulares hasta brillantes, y evidentemente, de cara a una internacionalización y la mejora del mercado, la criba debe ser más rigurosa. Algunos mostraron un alto nivel en la factura de las prendas, como es el caso de Armand Basi, Antonio Miró, y Pedro Morago, con un enorme peso en la moda masculina española. Otros fueron fuertemente contestados por la crítica especializada, pues se componían realmente de muestrarios comerciales de segunda categoría y hubo dos excelentes sorpresas de consolidación estilística: Konrad Muhr y Josep Abril. La última jornada, dedicada a los jóvenes diseñadores, dejó claro que entre los modistas emergentes hay pujanza y creatividad. Gaudí ha contabilizado hasta un 35% más de visitantes que en la edición pasada de septiembre.

Pasarela Cibeles por su parte, comenzará el próximo lunes 18 y durará hasta el viernes 22, que será la jornada de los jóvenes. Allí también ha habido fuertes incrementos presupuestarios y se quiere conseguir una imagen de estabilidad y rigor. Pero la pasarela internacional planea sobre todos y un espectador, después de un desfile tenebrista, dijo: 'Negro, lo veo todo muy negro'.

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