Reportaje:

El que no corre, oposita

Más de 11.000 opositores se examinan en Valencia ajenos al murmullo del maratón

¿Quién es Samwel Tangus? ¿Un escritor, un atleta o un opositor a la Administración? Pues Tangus es un corredor keniano que ayer ganó el maratón de Valencia; uno de esos livianos atletas negros como el azabache que flotan sobre el asfalto; uno de esos corredores procedentes del Este de África que se ganan las lentejas en las pruebas populares europeas. Tangus se embolsó ayer más de un millón de pesetas por ganar el maratón valenciano, bajar de 2 horas 14 minutos y batir el récord de la prueba (ahora 2h 13m. 05s). Con unas cuantas victorias más, Tangus regresará posiblemente a su país, Kenia, do...

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¿Quién es Samwel Tangus? ¿Un escritor, un atleta o un opositor a la Administración? Pues Tangus es un corredor keniano que ayer ganó el maratón de Valencia; uno de esos livianos atletas negros como el azabache que flotan sobre el asfalto; uno de esos corredores procedentes del Este de África que se ganan las lentejas en las pruebas populares europeas. Tangus se embolsó ayer más de un millón de pesetas por ganar el maratón valenciano, bajar de 2 horas 14 minutos y batir el récord de la prueba (ahora 2h 13m. 05s). Con unas cuantas victorias más, Tangus regresará posiblemente a su país, Kenia, donde la esperanza de vida no supera los 47 años, montará una granja y se dedicará al cultivo de maíz, trigo o caña de azúcar.

Mientras Tangus acariciaba con sus zapatillas el asfalto urbano de Valencia, miles de jóvenes aspiraban a una plaza en la Administración Pública en Valencia, ajenos mientras se examinaban a la expectación dominguera que levantó el enjambre de corredores de fondo -unos 2.000 atletas tomaron la salida- desperdigados por la ciudad. Aunque antes de llegar a los aularios del Campus dels Tarongers, la Facultad de Filología o las varias dependencias de la Universidad Politécnica de Valencia, donde se examinaron, tuvieron que buscar caminos alternativos para acudir puntuales a su cita, pues el maratón se adueñó de muchas calles.

El murmullo de cientos de corredores, sus resoplidos y extenuados cuerpos contrastó con el inquietante silencio de estas aulas, donde 11.000 de estos opositores (otros 4.000 lo hacían en Alicante y Castellón), corrían su particular carrera hacia una de las 350 plazas de auxiliares (grupo D) que ofrece la Generalitat valenciana.

Ayer en Valencia el que no corría, opositaba, y el que no, quedaba convertido en espectador de estos dos modos de atletismo de corredores y opositores que se adueñó de la ciudad.

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