Una antológica repasa en Pamplona la obra artística de Pérez Villalta

La antológica resume su trabajo desde los años 70 a través de medio centenar de piezas

Con la inclusión de algunas de sus más recientes obras escultóricas de gran impacto plástico, Caja Navarra ha presentado en Pamplona una muestra antológica de obra gráfica, pintura, dibujo y escultura de Guillermo Pérez Villalta (Cádiz, 1948). A través de cerca de medio centenar de obras que abarcan todas las facetas de sus polivalentes técnicas creativas desarrolladas entre 1972 y 2001, la exposición recorre extensamente el profundo simbolismo de referencias clásicas del autor. La muestra permanecerá abierta hasta el próximo 24 de febrero.

Pérez Villalta, pintor autodidacto y antiguo c...

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Con la inclusión de algunas de sus más recientes obras escultóricas de gran impacto plástico, Caja Navarra ha presentado en Pamplona una muestra antológica de obra gráfica, pintura, dibujo y escultura de Guillermo Pérez Villalta (Cádiz, 1948). A través de cerca de medio centenar de obras que abarcan todas las facetas de sus polivalentes técnicas creativas desarrolladas entre 1972 y 2001, la exposición recorre extensamente el profundo simbolismo de referencias clásicas del autor. La muestra permanecerá abierta hasta el próximo 24 de febrero.

Pérez Villalta, pintor autodidacto y antiguo componente del movimiento de la nueva figuración madrileña junto a Luis Gordillo, Manolo Quejido o Carlos Franco, ha desplegado en su carrera múltiples recursos manieristas con una iconografía mitológica y clásica, acompañada por un paisajismo geométrico, arquitectónico, surreal y onírico, en el que la representación de la figura del propio autor incorpora recurrentes componentes autobiográficos.

Carlos Catalán, comisario de la antológica, considera que 'la fruición pictórica' de Pérez Villalta explica su continua experimentación con todo tipo de técnicas de obra gráfica (collage, serigrafía, offset, aguafuerte o litografía, entre otras).

Estos trabajos se convierten en un privilegiado envoltorio visual para las tres esculturas de gran impacto que concentran la atención del público por su preciosismo minimalista y sus explícitas referencias religiosas de cierto contenido provocador. Con Esfinge (1998) y Hombre-Dios (1998), además de un bronce único en su carrera, Pérez Villalta juega en la senda figurativa con un simbolismo mítico-sexual que sorprende por el tratamiento fallero del color y la sencillez y rotundidad de los volúmenes.

El grabado y la importancia que el dibujo tiene en él se pone de manifiesto en las series de gran envergadura realizadas para Ediciones Turner en los años ochenta. Se trata de los grabados que ilustraron sendas ediciones de Faetón, del Conde de Villamediana, y La Odisea, traducida en verso por José Manuel Pavón.

Tensiones

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La serie serigráfica Trazado de Estrella (1993) se une en la sala con obras tan emblemáticas sobre lienzo como Recolector de frutos (1998) o Santa inconformidad (1998), la serie litográfica sobre El cruce (1984/85) o los aguafuertes sobre el Museo del Prado (1991).

La presencia en la sala de la obra gráfica definitiva junto a numerosos bocetos preparatorios permite apreciar las oscilaciones entre impulso y contención, entre símbolo y narración y entre dibujo y pintura por las que discurre el perfil artístico de Pérez Villalta, con tensiones entre polos opuestos que el artista resuelve de forma diferente. Como señala Elena Sáinz Magaña, lo más importante de Pérez Villalta es 'el mundo de Guillermo', del que, añade, 'sale su obra', marcada por el deseo de comunicar. 'Si no tuviera necesidad de contar', señaló una vez el creador gaditano, 'sería un silencioso artista abstracto'.

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