Tribuna

El congreso de un partido de gobierno

En las organizaciones políticas, sociales y profesionales la celebración de un congreso es un acontecimiento decisivo y lo es porque, siendo los delegados reunidos en los congresos los sujetos activos de su soberanía, las resoluciones que se aprueban deciden la estrategia global de las organizaciones, es decir, el sentido de su marcha y su proyecto de futuro. En el caso de las organizaciones políticas, sus acuerdos afectan, además, a todos los ciudadanos y no sólo a los afiliados o miembros de las mismas, lo que siempre los convierte en hechos relevantes de la vida pública.

En el caso d...

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En las organizaciones políticas, sociales y profesionales la celebración de un congreso es un acontecimiento decisivo y lo es porque, siendo los delegados reunidos en los congresos los sujetos activos de su soberanía, las resoluciones que se aprueban deciden la estrategia global de las organizaciones, es decir, el sentido de su marcha y su proyecto de futuro. En el caso de las organizaciones políticas, sus acuerdos afectan, además, a todos los ciudadanos y no sólo a los afiliados o miembros de las mismas, lo que siempre los convierte en hechos relevantes de la vida pública.

En el caso del Partido Popular, el XIV Congreso, el primero de un partido político español en el nuevo siglo, es un congreso particularmente importante. Es un congreso que tiene lugar cuando el euro acaba de ser aceptado moneda corriente en casi toda Europa. Es un congreso que se celebra mientras el Gobierno español preside la Unión Europea. Y es el primer congreso del Partido Popular en el nuevo siglo, en un momento en el que el Gobierno al que sustenta y apoya dispone de una amplia mayoría en ambas Cámaras parlamentarias.

'Explicaremos las propuestas centristas que pretenden dar un nuevo impulso a España'
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Es, por tanto, comprensible que haya quien piense que lo trascendental de este XIV Congreso es que es el congreso del partido del Gobierno. Y es cierto, naturalmente, que tal carácter es muy importante. Pero lo auténticamente decisivo, en mi opinión, es que es el congreso de un partido de gobierno. El Partido Popular, desde su nacimiento, decidió ser y es un partido de gobierno.

Ser un partido de gobierno guarda relación con su dimensión y con su implantación en el territorio nacional, pero, sobre todo, la guarda, de manera fundamental, con su actitud política. Ser un partido de gobierno significa tener la vista puesta en los intereses generales de los ciudadanos más que en los intereses particulares, ya sean éstos los intereses legítimos de determinados grupos económicos, profesionales o sociales, ya sean los propios intereses partidarios, por cierto, igualmente legítimos.

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Hay quien cree que los intereses generales y comunes no existen. Desde luego no existen abstractamente, definidos a partir de un dogma o una doctrina. También es evidente que algunos intereses particulares desean convencer de la vacuidad de tales intereses generales. Pero existen, se manifiestan históricamente y se derivan del diálogo sincero entre los intereses reales presentes de manera concreta y explícita en nuestra sociedad. La transición política española es la mejor prueba de su existencia porque, con sus defectos, constituyó y constituye un extraordinario servicio a los intereses generales de los españoles de aquella generación y de las generaciones posteriores.

Precisamente, una de las funciones de un partido de gobierno es señalarlos, subrayarlos y proponerlos como meta deseable a los ciudadanos mediante su conversión en propuestas globales y equilibradas para la resolución de los problemas comunes.

Ser un partido de gobierno significa haber renunciado sustancialmente a la demagogia y al sectarismo como métodos operativos para obtener réditos electorales. Para el Partido Popular, ganar unas elecciones es muy importante, pero para el Partido Popular es también importante cómo se ganan unas elecciones.

Ser un partido de gobierno significa ser un partido eficaz, atento a los hechos antes que a los discursos, más atento a la vida cotidiana de los ciudadanos, a su progreso y a su bienestar que a oír proclamas ideológicas sin concreciones prácticas. En definitiva, significa poner en su sitio a la retórica del progresismo declarante y hacerle un sitio al progreso real.

Ser un partido de gobierno en el conjunto de España es ser un partido nacional. Ningún partido que carezca de una visión nacional de la realidad española puede asumir la responsabilidad de gobernar a todos los ciudadanos. Sólo el partido que tiene un proyecto global para toda España, para todas sus comunidades y para todas sus administraciones, puede gobernar desde la estabilidad y la tolerancia.

Desde hace muchos años y, muy especialmente desde 1996, el PP ha mostrado con creces su capacidad de resistencia ante el impulso disgregador de localismos y nacionalismos mientras ha probado, asimismo, su apertura al diálogo con quienes apuestan lealmente por un proyecto de futuro en común en el marco de la Constitución y de los Estatutos de Autonomía libremente aprobados por los ciudadanos.

Ser, además, un partido de gobierno es ser reconocido como tal por la mayoría de los ciudadanos. El Partido Popular es un partido de gobierno, no porque lo digamos nosotros, sino porque la sociedad española nos ve como un partido de gobierno, nos concedió la mayoría política en 1996 y nos amplió dicha mayoría en marzo de 2000.

El XIV Congreso del Partido Popular es el congreso de un partido de gobierno que, por encima de sus errores, ha demostrado en los hechos que cumple lo que propone, que ajusta su política a los programas que ofrece y que, cuando obtiene amplias mayorías, sigue comprometido con el diálogo que siempre ha defendido como método de búsqueda de los intereses comunes. Por todo ello, y no meramente por ser un congreso del partido del gobierno, el XIV Congreso del PP será un acontecimiento relevante. En él explicaremos las propuestas centristas que pretenden dar un nuevo impulso a España.

Javier Arenas Bocanegra es secretario general del Partido Popular

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