Discurso difícil para un congreso fácil

La obsesión de José María Aznar por mantener en la cuerda floja a toda la pléyade de posibles sucesores que conviven en el seno del Partido Popular, entre los que formalmente se encuentra Eduardo Zaplana, se ha traducido en una ligera modificación en el orden del día del congreso nacional que se inaugura mañana en Madrid.Por primera vez en la historia del partido, el presidente del congreso dispondrá de diez minutos para dirigir una breve alocución a los compromisarios.

Pero la ocasión para la foto del presidente de la Generalitat ante el congreso nacional entraña una sorprendente dific...

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La obsesión de José María Aznar por mantener en la cuerda floja a toda la pléyade de posibles sucesores que conviven en el seno del Partido Popular, entre los que formalmente se encuentra Eduardo Zaplana, se ha traducido en una ligera modificación en el orden del día del congreso nacional que se inaugura mañana en Madrid.Por primera vez en la historia del partido, el presidente del congreso dispondrá de diez minutos para dirigir una breve alocución a los compromisarios.

Pero la ocasión para la foto del presidente de la Generalitat ante el congreso nacional entraña una sorprendente dificultad. Un colaborador de Zaplana explica que no puede elaborarse un discurso de auténtico calado político puesto que ese papel corresponde al secretario general del partido, Javier Arenas, que debe intervenir poco después. Tampoco es el momento para grandes anuncios políticos de carácter estrictamente regional, como la renovación de su compromiso político con los ciudadanos valencianos para optar a un tercer mandato. Además, tal declaración sólo alimentaría la polémica que ha rodeado las enmiendas formuladas por Francisco Álvarez Cascos, actual ministro de Fomento, en torno a la limitación de los mandatos del presidente del Gobierno a través de los estatutos del partido.

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Pero, desde su condición de aspirante a grandes metas en el seno de la organización, el presidente de la Generalitat y del PP en la Comunidad Valenciano no puede limitar su intervención a un mero saludo protocolario más o menos colorido.

En tal tesitura, la intervención de Zaplana se perfila como una reflexión sobre el momento político actual y el sentido que adquiere un congreso en la coyuntura presente. Algo así como un recordartorio sobre el peso de la militancia más allá de las paredes del palacio de congresos.

Superado el discurso, Zaplana debe presidir un congreso fácil salvo que Álvarez Cascos logre presentar sus iniciativas ante el pleno del congreso.

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El PP de la Comunidad Valenciana apenas aspira a ampliar ligeramente su presencia en el comité ejecutivo nacional del partido. Junto a Zaplana y Rita Barberá, cargos natos, forman parte de la dirección nacional Esteban González, secretario de Política Autonómica, y Francisco Camps, secretario de Política Sectorial.

Las posibilidades de ampliar el peso valenciano en la dirección van desde la incorporación de Vicente Martínez Pujalte, portavoz de Economía en el Congreso, como secretario de Política Económica, un cargo de nueva creación; o la entrada de Gerardo Camps, actual secretario de Estado de Hacienda, en el mismo cargo.

Pero el gesto más significativo hasta la fecha en el seno del PP de la Comunidad Valenciana ha sido el evidente alejamiento de Esteban González de los protagonistas de los previos del congreso.

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