OPINIÓN DEL LECTOR

Guillermo Brown

¡Brindemos con agua de regaliz! Cincuenta años después, ya en el epílogo de nuestras vidas, vuelve el jefe de los proscritos como un viento fresco y rejuvenecedor.

Ya creíamos que era eterno el 'sueño de la mujer gorda salvaje hablando idioma indígena', que 'la loba dejó de amamantar a Romo [Rómulo] por matar a Remo', que Ethel se presentaba a un casting y que Roberto dejaba la revolución bolchevique para estudiar informática.

Pero como escribía Jon Juaristi hace tres o cuatro años: en la vida siempre acaba triunfando el fofo Hurberto Lane... ahora ejecutivo en una multina...

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¡Brindemos con agua de regaliz! Cincuenta años después, ya en el epílogo de nuestras vidas, vuelve el jefe de los proscritos como un viento fresco y rejuvenecedor.

Ya creíamos que era eterno el 'sueño de la mujer gorda salvaje hablando idioma indígena', que 'la loba dejó de amamantar a Romo [Rómulo] por matar a Remo', que Ethel se presentaba a un casting y que Roberto dejaba la revolución bolchevique para estudiar informática.

Pero como escribía Jon Juaristi hace tres o cuatro años: en la vida siempre acaba triunfando el fofo Hurberto Lane... ahora ejecutivo en una multinacional.

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