Recuperamos la costa

'Recuperamos la costa', reza el anuncio del Ministerio de Medio Ambiente publicado en EL PAÍS, en el que se recoge a página completa la voladura del hotel Atlanterra, en la playa de Zahara de los Atunes. Igualmente, en todas las televisiones se ha destacado el carácter simbólico que representa dicha voladura contra 'el modelo de desarrollismo salvaje de los años sesenta'. Uno se congratula sin reservas de ese gesto, pero no debemos dejar que un árbol simbólico nos impida ver el bosque de la realidad.

Recuperar la costa es, sin duda, algo encomiable y necesario, pero, escépticos ya a cau...

'Recuperamos la costa', reza el anuncio del Ministerio de Medio Ambiente publicado en EL PAÍS, en el que se recoge a página completa la voladura del hotel Atlanterra, en la playa de Zahara de los Atunes. Igualmente, en todas las televisiones se ha destacado el carácter simbólico que representa dicha voladura contra 'el modelo de desarrollismo salvaje de los años sesenta'. Uno se congratula sin reservas de ese gesto, pero no debemos dejar que un árbol simbólico nos impida ver el bosque de la realidad.

Recuperar la costa es, sin duda, algo encomiable y necesario, pero, escépticos ya a causa de tanta depreciación y tropelía, cabe preguntarse: ¿recuperar la costa para quién? En esa misma playa han proliferado en los últimos años como hongos monstruosas urbanizaciones de pisos que no tienen nada que envidiar a las que brotaban, al calor de la especulación, en los años sesenta. En el lugar del hotel derribado hay ya proyectada, al parecer, la construcción de otro por una multinacional alemana. En la cercana playa de Zahora, en los Caños de Meca, se ha aprobado la construcción de otro hotel de cuatrocientas habitaciones.

De modo que no intenten, los mismos (Gobierno central, Junta de Andalucía y Ayuntamiento) que se pliegan sistemáticamente a los intereses especulativos urbanísticos e inmobiliarios, vendernos la imagen de unos poderes públicos que se preocupan por el medio ambiente. Puestos a elegir, prefiero la playa de Zahara de hace diez años con la aberrante mole del hotel derruido, pero completamente virgen de urbanizaciones incontroladas, a la actual, sin hotel, pero arrasada por la especulación.