Los médicos piden que los desfibriladores externos tengan una presencia similar a la de los extintores

En qué se parece un extintor y un desfibrilador? 'Los desfibriladores externos automáticos son como los extintores, que están igualmente colocados en lugares específicos y dispuestos para que los utilicen los bomberos o personas no preparadas'. Esto es lo que afirma en el último número de la revista Annals of Internal Medicine el médico internista de EE UU José Joglar, para quien la probada eficacia de estos aparatos en la evitación de una muerte por paro cardiaco se traducirá en una presencia similar a la de los extintores. Ahora sólo queda que la legislación lo consiga.

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En qué se parece un extintor y un desfibrilador? 'Los desfibriladores externos automáticos son como los extintores, que están igualmente colocados en lugares específicos y dispuestos para que los utilicen los bomberos o personas no preparadas'. Esto es lo que afirma en el último número de la revista Annals of Internal Medicine el médico internista de EE UU José Joglar, para quien la probada eficacia de estos aparatos en la evitación de una muerte por paro cardiaco se traducirá en una presencia similar a la de los extintores. Ahora sólo queda que la legislación lo consiga.

Los cardiólogos españoles han pedido recientemente que se instalen desfibriladores en lugares de gran afluencia de gente. Pero, de momento, estos aparatos de apenas kilo y medio de peso y casi tan fáciles de utilizar como un extintor brillan por su ausencia.

Los desfibriladores externos automáticos, que se utilizan para restaurar la actividad del corazón tras un repentino paro cardiaco, pueden llegar a salvar decenas de miles de vidas cada año.

A diferencia de las versiones de mayor tamaño que hay en ambulancias, clínicas y hospitales, están diseñados para permitir que personas con poca preparación practiquen una desfibrilación cardiaca eficaz, según Joglar. 'Cualquier persona no entendida puede utilizar el aparato. La única limitación sería que hubiese uno disponible'.

En 1994, la Asociación Estadounidense del Corazón presentó una propuesta para que se situasen desfibriladores externos automáticos en lugares como aeropuertos, centros comerciales, estadios deportivos y grandes instalaciones industriales. Recientemente el Congreso de EE UU ha aprobado leyes respecto a la disponibilidad y uso de los aparatos.

Se calcula que sólo el 3% de las personas que sufren un ataque cardiaco fuera del hospital sobreviven. Al producirse un paro cardiaco repentino, las posibilidades de sobrevivir se reducen un 10% cada minuto que transcurre después del ataque. Los resultados de un estudio indican que el 40% de los individuos tratados con un desfibrilador automático externo siguen vivos a los dos años. Otro estudio ha demostrado que sobreviven el 74% de las personas asistidas con un desfibrilador en un plazo de tres minutos.

La persona que maneja un desfibrilador automático externo es guiada por un sistema automático que, después de encender el aparato, da instrucciones al operador sobre cómo sujetar los electrodos. Cuando los electrodos están en su sitio, el aparato analiza el ritmo cardiaco, y si se está dando una fibrilación ventricular, un sistema de voz avisa al operador de que administre la descarga.

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