Mensajes con la espoleta cargada

Algunas grandes empresas tienen que luchar para desmentir sus 'relaciones' con Bin Laden

'Comienzan en Manila por la mañana, llegan a Londres hacia el mediodía y a Nueva York por la tarde', explica Tommy Helsby, presidente de la consultora de seguridad Kroll, que ofrece servicios de control de mensajes en sitios de Internet que puedan afectar la cotización de una compañía. 'Las empresas tienen que estar preparadas para actuar mucho más rápido' para desmentir informes falsos.

Las denominadas leyendas urbanas que se trasmiten por conversaciones, cartas en cadena o correo electrónico son casi siempre falsas, según Hoaxbusters, un sitio de Internet del Departamento de En...

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'Comienzan en Manila por la mañana, llegan a Londres hacia el mediodía y a Nueva York por la tarde', explica Tommy Helsby, presidente de la consultora de seguridad Kroll, que ofrece servicios de control de mensajes en sitios de Internet que puedan afectar la cotización de una compañía. 'Las empresas tienen que estar preparadas para actuar mucho más rápido' para desmentir informes falsos.

Las denominadas leyendas urbanas que se trasmiten por conversaciones, cartas en cadena o correo electrónico son casi siempre falsas, según Hoaxbusters, un sitio de Internet del Departamento de Energía de Estados Unidos y la agencia de asesoramiento de problemas informáticos Computer Incident Advisory Capability, que gestiona problemas de virus y otros temas relacionados con la informática.

Las 'leyendas urbanas' que se transmiten por conversaciones, cartas en cadena o correo electrónico son casi siempre falsas

Los mensajes por correo electrónico sobre Snapple eran 'una locura', dice su director ejecutivo, Michael Weinstein, que tuvo que pasarse una mañana al teléfono desmintiendo informes y llamadas para boicotear la empresa.

Dunkin' Donuts Inc. tuvo que cerrar un establecimiento en Cedar Grove (Nueva Jersey) durante un día y medio para proteger a los empleados que habían sido acusados falsamente por correos electrónicos masivos de celebrar la destrucción de las Torres Gemelas y el Pentágono. Para evitar un boicot a sus establecimientos, Dunkin' Donuts respondió a más de 1.500 mensajes.

'Por cada persona a la que respondimos, probablemente haya entre diez y veinte de las que nunca supimos', explica Michelle King, portavoz del grupo.

Los responables de la empresa no encontraron ningún testigo de la supuesta celebración por parte de los empleados, que estuvieron 'cientos de horas' comprobando las grabaciones de vídeo de los establecimientos y hablando con personal y clientes, señala Laurie Kiely, responsable de comunicaciones internacionales de esta división de Allied Domecq Plc. Los 5.000 establecimientos de la compañía en 40 países la convierten en el mayor negocio de café, bagels y donuts del mundo, según sus páginas de Internet.

El cierre del local de Cedar Grove supuso un coste a Dunkin' Donuts de unos 20.000 dólares en ventas no efectuadas, según cálculos de Kiely.

Jack Shafer, director ejecutivo de Dunkin' Donuts, estuvo cinco días informando y calmando a los empleados, y un equipo especial de diez personas visitó los establecimientos para investigar y comprobar que los empleados estaban seguros.

En los días posteriores al atentado, las compañías de vehículos Ryder Systems y U-Haul International Inc., una división de Amerco Inc., comunicaron a Urban Legends Reference Pages, un sitio de Internet que estudia y analiza mensajes masivos por e-mail, que los rumores que circulaban por Internet sobre el robo de 30 camiones que podrían haber sido utilizados para nuevos ataques en Estados Unidos eran totalmente falsos.

'No fue fácil acabar con el rumor', manifiesta Scott Mall, portavoz de Ryder, 'pero no tenemos ese tipo de camiones comerciales que puede ser robado'. La flota de la empresa está compuesta de vehículos pesados y el grupo no alquila camiones a clientes, afirma el portavoz.

Socios 'peligrosos'

Michael Weinstein señala que el rumor sobre Snapple podría haber surgido porque el grupo distribuye tés de distintos sabores a través de una compañía en la que Saudi Binladin Group, una empresa gestionada por doce familiares del supuesto responsable del atentado, tienen una participación. La familia ha repudiado a Bin Laden, pero, aún así, Snapple ha cortado los lazos con esa empresa, algo que tenía previsto hacer de todas formas, explican en el grupo norteamericano.

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