Paro estudiantil

Los españoles que quieren que su sistema universitario sea de gran calidad observan las huelgas de los estudiantes universitarios con sentimientos contradictorios. Los manifestantes se han adueñado de los campus universitarios para denunciar una nueva ley que, según ellos, introduce la privatización por la puerta de atrás. (...) La nueva Ley Orgánica de Universidades está muy lejos de la privatización. (...) Es un intento de neutralizar el poder de los grupos de presión que controlan la Universidad española en la actualidad. También amplía el número de profesores que pueden ser contratados de ...

Los españoles que quieren que su sistema universitario sea de gran calidad observan las huelgas de los estudiantes universitarios con sentimientos contradictorios. Los manifestantes se han adueñado de los campus universitarios para denunciar una nueva ley que, según ellos, introduce la privatización por la puerta de atrás. (...) La nueva Ley Orgánica de Universidades está muy lejos de la privatización. (...) Es un intento de neutralizar el poder de los grupos de presión que controlan la Universidad española en la actualidad. También amplía el número de profesores que pueden ser contratados de acuerdo con determinadas normas contractuales, en vez de mantener la contratación fija. (...) La ley (...) aprobada por el Congreso el mes pasado y ahora en el Senado ha provocado unas de las mayores manifestaciones de estudiantes desde la llegada de la democracia tras la muerte de Franco. Los partidos de la oposición (...) han aprovechado la situación para intentar probar que el Gobierno de Aznar es 'ultraliberal'. Los sindicatos, que consideran que la ley debilita sus feudos universitarios, se les han unido. El Gobierno de Aznar habría podido utilizar su mayoría absoluta para implantar unas reformas más contundentes. Dado que incluso una propuesta modesta provoca la crítica de sus enemigos, Aznar no habría perdido nada desde el punto de vista político impulsando medidas más radicales. En democracia, la gente elige a sus gobernantes para que legislen; los agitadores callejeros deben esperar hasta que les llegue su turno en las siguientes elecciones.

Nueva York, 30 de noviembre