El obispo de Bilbao pide protección para los amenazados sin reparar en gastos

Los funerales por las dos últimas víctimas de ETA, los ertzainas Ana Isabel Arostegi y Javier Mijangos, congregaron a una auténtica multitud -familiares, amigos y compañeros- tanto en Mungia (Vizcaya), de donde era natural la agente, como en Bujedo (Burgos). En sus respectivas homilías, el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, y el arzobispo de Burgos, Santiago Martínez, denunciaron la crueldad y el terrorismo de ETA que supone la 'más perversa expresión y negación del hombre'. Blázquez pidió además a los gobiernos central y vasco que adopten las medidas que sean necesarias, sin mirar el ...

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Los funerales por las dos últimas víctimas de ETA, los ertzainas Ana Isabel Arostegi y Javier Mijangos, congregaron a una auténtica multitud -familiares, amigos y compañeros- tanto en Mungia (Vizcaya), de donde era natural la agente, como en Bujedo (Burgos). En sus respectivas homilías, el obispo de Bilbao, Ricardo Blázquez, y el arzobispo de Burgos, Santiago Martínez, denunciaron la crueldad y el terrorismo de ETA que supone la 'más perversa expresión y negación del hombre'. Blázquez pidió además a los gobiernos central y vasco que adopten las medidas que sean necesarias, sin mirar el coste, para que nadie se sienta amenazado por pensar de manera diferente a los terroristas.

La indignación y el dolor presidieron las honras fúnebres por los dos patrulleros de la Ertzaintza. Las ceremonias transcurrieron en un clima de emoción contenida, aunque los familiares no pudieron reprimir las lágrimas en varios momentos, sobre todo al final.

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El funeral por Ana Isabel Arostegi concentró a cientos de personas en Mungia. Blázquez, quien el pasado 8 de noviembre celebró el funeral por José María Lidón, el juez asesinado por ETA en Getxo, metió en el mismo saco del terrorismo a los que aprietan el gatillo y a 'los que les legitiman y apoyan'.

Tras la ceremonia se llevó a cabo una emotiva concentración en la que participaron miles de ciudadanos. Después de guardar cinco minutos de silencio, el alcalde de Mungia, José Antonio Torrontegi (PNV) recordó emocionado a los dos policías. 'Los dos ertzainas asesinados no son dos uniformes ni dos números. Son dos amigos, dos servidores del pueblo, dos personas a los que todos los ciudadanos les encomendamos nuestra libertad', dijo.

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El funeral por Javier Mijangos se celebró en el convento de Santa María de Bujedo, una pequeña localidad próxima a Miranda de Ebro, donde residía el agente de la policía autonómica vasca. En la capilla de este convento fue donde el policía asesinado se casó y bautizó a su hijo, un pequeño que ahora tiene once meses de edad. La viuda llegó acompañada por su familia. Después se produjo el desfile de autoridades. Entre otros, asistieron al acto el lehendakari, Juan José Ibarretxe y el número dos del Ministerio de Interior, Pedro Morenés.

El arzobispo de Burgos, Santiago Martínez, dedicó palabras de consuelo a la familia y cargó contra el terrorismo porque supone 'una de las mayores manipulaciones, al manipular a Dios, su verdad y su ley'.

También intervino en el oficio religioso un cura familiar de la viuda, quien pidió a Dios que 'ilumine a los gobiernos para que, por encima de ideologías, busquen caminos eficaces que impidan los asesinatos terroristas y para que la sangre derramada se convierta en semilla de paz y unidad para España'.

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