OPINIÓN DEL LECTOR

Museo del Prado

¡Increíble! Ciertamente, es lo primero que se nos ocurrió el jueves 15 de noviembre cuando mi grupo de alumnas de Historia del Arte y yo nos acercamos a visitar el Museo del Prado.

Nuestra intención era visitar las salas más modernas del museo, las de pintura europea del siglo XVIII, inauguradas hace pocos años a bombo y platillo por el señor Aznar.

Nuestra sorpresa, mayúscula, cuando una de las vigilantes de sala (muy antipática, por cierto) nos hace saber que están cerradas. '¡Cielos!', pensé, 'las dichosas goteras otra vez; claro, con las últimas lluvias...'.

Luego me a...

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¡Increíble! Ciertamente, es lo primero que se nos ocurrió el jueves 15 de noviembre cuando mi grupo de alumnas de Historia del Arte y yo nos acercamos a visitar el Museo del Prado.

Nuestra intención era visitar las salas más modernas del museo, las de pintura europea del siglo XVIII, inauguradas hace pocos años a bombo y platillo por el señor Aznar.

Nuestra sorpresa, mayúscula, cuando una de las vigilantes de sala (muy antipática, por cierto) nos hace saber que están cerradas. '¡Cielos!', pensé, 'las dichosas goteras otra vez; claro, con las últimas lluvias...'.

Luego me acordé de la millonada invertida en arreglar las cubiertas del edificio; no, no podía ser por eso. ¿Cuál era la razón? Ahí estaba lo increíble: falta de personal.

Resulta que uno de los museos más prestigiosos del mundo cerraba sus más modernas instalaciones porque no tiene suficiente personal para vigilar las salas, ¿verdad que suena tercermundista? Y más aún si pensamos que muy pronto se van a invertir miles de millones en su ampliación, que, por cierto, está destinada a aumentar el espacio de las tiendas de souvenirs, la cafetería y otros servicios.

Pero, claro, con esas perspectivas tan importantes, contratar a unos cuantos vigilantes más para que las pinturas puedan verse es una nimiedad sin importancia que sólo afecta a esos 'raros' que van al museo a ver arte y no a comprar carteles, joyas, pañuelos, etcétera.

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Por cierto que a la hora de pagar la entrada no nos hicieron ninguna rebaja por las salas cerradas, ni nos avisaron de la situación, no; lo que es cobrar, lo hicieron sin ningún problema.

En fin, que tenemos un museo que tendrá unas instalaciones de primera, que programa exposiciones (ahora de Goya y Murillo) de primera, pero que no puede presentar sus fondos porque tiene un personal de tercera (en cuanto a cantidad, no me meto en la calidad).

Al parecer, no debe ser nada preocupante porque ni el patronato del museo, ni el Ministerio de Cultura, ni el resto del Gobierno, ni el señor presidente, que tanto gusta de visitar el Prado, se interesan por el asunto; pero, claro, es que ellos, cuando visitan el museo es en horario especial, y con todo el personal a su disposición. ¡Pues qué bien!-

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