Reportaje:

A la caza de altos intereses

Las emisiones de bonos de elevado riesgo escapan del escenario de bajos tipos

Los bancos centrales han colocado los tipos de interés en unos niveles mínimos. Un precio del dinero que se ha trasladado a las emisiones de deuda pública y renta fija que ofrecen rentabilidades muy bajas. Letras del Tesoro por debajo del 3% o bonos a 10% que rentan menos del 5% al año son las ganancias seguras que ahora se ofrecen en el mercado. Sin embargo, es posible distanciarse de estas cortas ganancias. El precio es asumir más riesgo en la compra de bonos de empresas con una menor solvencia.

Las rebajas de tipos de interés tienen siempre una doble lectura. De un lado, se abaratan ...

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Los bancos centrales han colocado los tipos de interés en unos niveles mínimos. Un precio del dinero que se ha trasladado a las emisiones de deuda pública y renta fija que ofrecen rentabilidades muy bajas. Letras del Tesoro por debajo del 3% o bonos a 10% que rentan menos del 5% al año son las ganancias seguras que ahora se ofrecen en el mercado. Sin embargo, es posible distanciarse de estas cortas ganancias. El precio es asumir más riesgo en la compra de bonos de empresas con una menor solvencia.

AT and T lanzaba esta misma semana una emisión (calificación A3 de Moody's) con una rentabilidad del 8% anual
El acceso a los bonos de riesgo es difícil para el pequeño inversor, salvo si invierte en fondos especializados en estos activos

Las rebajas de tipos de interés tienen siempre una doble lectura. De un lado, se abaratan los préstamos ya concedidos y se facilita la demanda de préstamos con el fin de reactivar la economía. De otro, los ahorradores que no gustan del riesgo se encuentran con rentabilidades mucho menos atractivas que, en ocasiones, pueden llegar a ser negativas con una subida de la vida que supera al interés que reciben por colocar sus ahorros en un activo financiero o, simplemente, depositarlo en una cuenta corriente o un depósito bancario.

Actualmente, este ahorrador se encuentra en una encrucijada. Su perfil muestra una aversión a la inversión en acciones, pero los activos de renta fija y los depósitos le resultan ya muy poco atractivos para colocar su dinero. Por ejemplo, en España, las populares letras del Tesoro ofrecen rentabilidades del 2,91% a plazo de un año, mientras en los bonos a 3 años no se consigue una ganancia superior al 3,28%. Comprometiendo el dinero a más largo plazo tampoco se consigue una rentabilidad mucho más jugosa. En la última subasta de bonos a 10 años se marcó un interés del 4,55% y a 30 años la rentabilidad se coloca en el 5,14%.

Dentro de los productos de renta fija existen, sin embargo, alternativas a estos bajos intereses. Se trata de emisiones lanzadas por empresas, ayuntamientos o países que ofrecen rentabilidades anuales superiores al 8% y, además, en monedas sólidas como puedan ser el euro o el dólar, por lo que no existe un elevado riesgo en cuanto a la depreciación de la moneda.

Eso sí, son compañías o países que tienen un mayor riesgo de impago, lo que explica que den a los inversores unas ganancias muy superiores a las que rigen para emisores de mayor solvencia.

Además, hay sectores que a lo largo del año no han gozado del favor de los ahorradores por estar muy endeudados, aunque la solvencia de las distintas compañías no fuese especialmente negativa. Por ejemplo, la firma estadounidense de telefonía AT and T lanzaba esta misma semana una emisión de bonos a 30 años (calificación A3 de Moody's) con una rentabilidad nada despreciable del 8% anual. Lógicamente, no es necesario mantener esos títulos durante toda su vida, sino que se pueden obtener ganancias del precio del bono si mejora la solvencia de la empresa y posteriormente puede emitir a tipos de interés más bajos. Así, en estas emisiones se puede obtener rentabilidad tanto por el elevado cupón como por la variación en el precio si las condiciones empresariales mejoran.

Los expertos consultados apuntan que el inversor que decida adquirir este tipo de títulos debe hacerse un planteamiento similar a si se colocase el dinero en una acción, con la ventaja de que en caso de quiebra los obligacionistas son acreedores y, por tanto, tienen preferencia de cobro.

Además, cuando se produce una mejora financiera de la empresa, ésta se traslada con rapidez al precio del bono que puede registrar plusvalías superiores al 50%, habiéndose beneficiado el ahorrador de un cupón mucho más elevado que los de las empresas de calificaciones más elevadas.

Este tipo de emisiones también las lanzan Gobiernos. Bulgaria ofrece en euros una rentabilidad del 7,25%, que se eleva hasta el 10% en el caso de Colombia o al 8,25% que da Panamá, aunque en ambos casos en dólares estadounidenses. En las emisiones que realizan en sus monedas locales, los intereses son mucho más altos pero incorporan un alto riesgo de moneda.

El acceso de estos títulos para el pequeño inversor es complicado. Puede acudir a su banco y solicitarlos, aunque difícilmente tendrá una respuesta positiva. Es más sencillo adquirirlos a través de bancos de inversión que son los naturales colocadores de este tipo de activos. Habrá que estar muy atento a las comisiones que se cobran por la compraventa de estos bonos.

Otro camino más sencillo es la compra de fondos de inversión que invierten en bonos de alta rentabilidad. En España ya existen varios fondos con estas características que colocan el dinero de sus partícipes en bonos de alto riesgo. Eso sí, los expertos recomiendan ser cautelosos y no colocar más de un 10% de la cartera en estos bonos.

Las empresas de telecomunicaciones, por su elevado endeudamiento, han sido el sector más activo este año en bonos de alto riesgo.

La calificación es determinante para elegir el bono

Las emisiones de bonos de alta rentabilidad ofrecen una ganancia muy atractiva. Ahora bien, esta ganancia ha de mirarse siempre en relación al grado de solvencia de la compañía. Estas emisiones que salen en monedas fuertes y que se buscan colocar entre inversores internacionales, suelen gozar de la calificación de la solvencia realizada por compañías independientes como Moody's o Standard and Poor's. Este binomio de rentabilidad y solvencia es el que finalmente le permite al ahorrador decantarse por una u otra emisión, de acuerdo con el riesgo que pretenda asumir. Por ejemplo, la firma Moody's establece categorías alfanuméricas, siendo la AAA la más rentable y la C la menos, advirtiendo en este último caso un claro riesgo de impago tanto de los intereses prometidos como de los capitales aportados por el inversor. En las emisiones realizadas en este mes de noviembre, ninguna recibe la calificación de C, y el grueso se sitúa en la categoría de B, con distintos matices, además de existir dos emisiones que gozan de los últimos escalones dentro de la A. Dentro de las emisiones B, la de mayor solvencia es la Baa, que indica que el emisor puede ser poco fiable en un momento concreto y que faltan algunos elementos de protección en la emisión. En el caso de la Ba la seguridad financiera es cuestionable y a largo plazo el inversor no cuenta con salvaguardas sobre su inversión. Por último, la B muestra una seguridad financiera pobre y la seguridad de los pagos a largo plazo es pequeña. Letras que son imprescindibles para conocer el riesgo.

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