Desalojo pacífico, pero laborioso, de tres casas ocupadas en Sants

Varios jóvenes se cuelgan del edificio para dificultar la acción

Más de un centenar de agentes de la policía fueron necesarios para desalojar simultáneamente tres casas del barrio de Sants: la del número 11 de la calle de Cros, la del 13 de la calle de Gavà y la del 17 de la calle de Sugranyes. 'Una operación de alta alcurnia', según definió irónicamente un vecino. El desalojo del inmueble de Sugranyes, una masía de 1830 rebautizada por los okupas como Mala Herba, empezó con una carga policial que dispersó a unas sesenta personas que se habían concentrado frente a su puerta principal. Una joven que sufrió un golpe en la cabeza fue trasladada al hospi...

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Más de un centenar de agentes de la policía fueron necesarios para desalojar simultáneamente tres casas del barrio de Sants: la del número 11 de la calle de Cros, la del 13 de la calle de Gavà y la del 17 de la calle de Sugranyes. 'Una operación de alta alcurnia', según definió irónicamente un vecino. El desalojo del inmueble de Sugranyes, una masía de 1830 rebautizada por los okupas como Mala Herba, empezó con una carga policial que dispersó a unas sesenta personas que se habían concentrado frente a su puerta principal. Una joven que sufrió un golpe en la cabeza fue trasladada al hospital Clínico.

Pero tras dispersar la concentración, la policía fue encontrándose con una serie de sorpresas que habían preparado los okupas. En la misma entrada de la casa, tres jóvenes se habían encadenado a sendas sillas que a su vez estaban atadas a la puerta. Tras conseguir desligarlos, los agentes penetraron en el patio interior, donde les esperaban otros siete jóvenes que prácticamente se habían emparedado introduciendo sus brazos en bidones repletos de cemento rápido que ya se había secado. Otros dos permanecían colgados de una cuerda de escalada clavada en el edificio colindante, tres más estaban anclados con un arnés a la fachada principal, y otros dos, subidos y encadenados al árbol del jardín.

'Se trata de ponérselo difícil y utilizar cualquier método para evitar el desalojo sin recurrir a la violencia', explicó uno de ellos. Y lo consiguieron, ya que estas dificultades alargaron más de lo previsto la intervención policial. Fue necesario llamar a los bomberos y a un grupo de operaciones especiales dotado de equipos de escalada. Los agentes utilizaron escaleras, una sierra eléctrica, un taladro, martillos y picos para agrietar el cemento, además de hachas para abrir la puerta principal de la masía, que estaba tapiada.

Ningún okupa fue detenido, pero todos fueron identificados. La operación de desalojo de esta vivienda, que estaba ocupada desde julio de 1999 y en la que hasta ayer vivían cinco jóvenes, se inició sobre las nueve de la mañana y finalizó poco antes de las dos de la tarde. El desalojo de la masía ya había sido notificado el 30 de octubre, pero no se pudo llevar a cabo por falta de efectivos policiales: Bill Clinton estaba en Barcelona.

El desalojo de los otros dos inmuebles transcurrió sin incidentes. En el de la calle de Cros había cuatro personas cuando llegó la policía, y una en el de la calle de Gavà. Un portavoz del movimiento okupa aseguró que se desalojaron 'sin que se hubiera notificado'. El derribo empezó ayer mismo.

Agentes policiales intentan descolgar a un okupa.JORDI ROVIRALTA
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La policía agrieta uno de los bidones con cemento a los que los jóvenes se habían pegado.J. ROVIRALTA

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