CARTAS AL DIRECTOR

Removerá conciencias

La carta abierta del ciudadano que hace unos días ayudó a la policía a detener a los etarras que acababan de intentar masacrar a Juan Junquera, a su chófer y a los viandantes que se les pusieran por delante, removerá muchas conciencias. Cuando él explica que fue la rabia incontenible de contemplar el crimen que iba a quedar impune lo que le hizo obrar de la manera que ya conocemos, está describiendo la rabia que el resto de los ciudadanos sentimos cuando vemos las imágenes de los asesinatos en el telediario, y todos reconocemos cómo es esa rabia en nuestras entrañas y nos reconocemos en él cua...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

La carta abierta del ciudadano que hace unos días ayudó a la policía a detener a los etarras que acababan de intentar masacrar a Juan Junquera, a su chófer y a los viandantes que se les pusieran por delante, removerá muchas conciencias. Cuando él explica que fue la rabia incontenible de contemplar el crimen que iba a quedar impune lo que le hizo obrar de la manera que ya conocemos, está describiendo la rabia que el resto de los ciudadanos sentimos cuando vemos las imágenes de los asesinatos en el telediario, y todos reconocemos cómo es esa rabia en nuestras entrañas y nos reconocemos en él cuando la sentía.

Su acción despierta muchos sentimientos sobre los que merece la pena reflexionar en privado, pero además despierta uno que ha de gritarse casi con desesperación para hacerlo público: el Gobierno, el legislador, los jueces y fiscales, nuestros representantes públicos, tienen en esta ocasión el deber irrenunciable de dedicar hasta el último gramo de su energía a proteger a este ciudadano. Porque esta persona y lo que hizo significa cosas tan importantes para tanta gente, que si sufre el más mínimo daño, el más mínimo perjuicio que le impida seguir llevando su vida normal, entonces será imposible evitar que la desesperanza se extienda entre el resto de la ciudadanía como un cáncer implacable.

El Estado tiene herramientas poderosas para defenderse y defender a sus ciudadanos y debe usarlas, no con mesura, sino con intensidad, dentro del marco constitucional que nos ampara a todos, pero sin complejos ni tibieza. Es ésta una ocasión en la que bien la conciencia ciudadana de los españoles se fortalecerá de una manera notable si las instituciones democráticas están a la altura de lo que de ellas se espera, o bien se pudrirá sin remedio en la desilusión si los ciudadanos nos sentimos desamparados.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En