Columna

Fibra

Hoy es el Día de Todos los Santos y mucha gente de este país va a poner flores en las tumbas de sus seres queridos. Se trata de una tradición que no me parece mal: de alguna forma, le da al hecho de morir una especie de integración en lo normal. Y se dicen frases tópicas, como en los entierros. 'Hoy estamos a este lado, y mañana, ahí enfrente'. 'Parece que fue ayer'. 'Fíjate que ya tengo la edad a la que murió mi padre'. Y cosas así. Palabras rutinarias en el contexto de existencias rutinarias, no visitadas por más dramas que los de la vida en sí. Pero los tiempos se han vuelto duros para aque...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Hoy es el Día de Todos los Santos y mucha gente de este país va a poner flores en las tumbas de sus seres queridos. Se trata de una tradición que no me parece mal: de alguna forma, le da al hecho de morir una especie de integración en lo normal. Y se dicen frases tópicas, como en los entierros. 'Hoy estamos a este lado, y mañana, ahí enfrente'. 'Parece que fue ayer'. 'Fíjate que ya tengo la edad a la que murió mi padre'. Y cosas así. Palabras rutinarias en el contexto de existencias rutinarias, no visitadas por más dramas que los de la vida en sí. Pero los tiempos se han vuelto duros para aquellos acostumbrados a tiempos blandos.

Anoche fue Halloween en Estados Unidos. Es, como saben, una fiesta que consiste en disfrazarse y pegar tremendos sustos. Los niños de ET, por ejemplo, se echaron a la calle con el encantador extraterrestre cubierto por una sábana. Los niños de ese país hoy atemorizado, anoche realizaron su ritual ronda de visitas por el vecindario, pidieron golosinas, las recibieron, dieron las gracias y se las guardaron en el bolsillo. Cuando regresaron a casa, entregaron los caramelos obtenidos a sus madres, quienes se los cambiaron por dulces adquiridos personalmente por ellas en tiendas de confianza, en estos tiempos en que el hombre del saco puede hallarse en cualquier parte. Tiempos duros para los niños de Estados Unidos.

No creo que en Afganistán celebren el Día de Todos los Santos, pero tampoco hace falta: los niños van muriendo conforme caen las bombas, su país es su tumba, y el hecho de que sus vidas no hayan sido gran cosa debido a la pobreza y al fanatismo que les rodeaba no convierte en envidiable su condición de muertos. Tiempos duros sobre tiempos duros, y aún quedan más, para los niños afganos.

No deja de ser una suerte poder ir al cementerio en un día como hoy, en plan normal, para colocar flores en las tumbas de amigos y parientes, dedicarles un pensamiento y expresar en voz alta un comentario banal:

-Parece que fue ayer, y han pasado tantos años. De la que te libraste, mamá. Vaya mierda de mundo.

Menos mal que, como dice Blair, los de nuestro bando tenemos fibra moral. Tenemos tanta fibra moral que cagamos bombas. Como el enemigo.

Archivado En