OPINIÓN DEL LECTOR

La precaria situación de los becarios

Durante cuatro años he disfrutado de una beca para la formación de personal investigador y desarrollado diversas labores dentro de un departamento de la Facultad de Ciencias de la Universidad del País Vasco.

Durante cuatro años he padecido una práctica ausencia de delimitación legal de mis labores específicas, así como de cobertura social, sin accesibilidad a servicios sanitarios en caso de enfermedad y sin prestación de desempleo, derecho a baja o derecho a huelga regulados. Son derechos escamoteados sistemáticamente a los becarios. Una vez terminado este período, mi vida labora...

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Durante cuatro años he disfrutado de una beca para la formación de personal investigador y desarrollado diversas labores dentro de un departamento de la Facultad de Ciencias de la Universidad del País Vasco.

Durante cuatro años he padecido una práctica ausencia de delimitación legal de mis labores específicas, así como de cobertura social, sin accesibilidad a servicios sanitarios en caso de enfermedad y sin prestación de desempleo, derecho a baja o derecho a huelga regulados. Son derechos escamoteados sistemáticamente a los becarios. Una vez terminado este período, mi vida laboral es cero, no he cotizado ni un segundo.

Los aspectos inherentes a cualquier contrato laboral no figuran o están muy restringidos en el estatus del becario. Se podría decir que es una bendición que las labores no estén delimitadas, pero lo cierto es que esta desregulación redunda en perjuicio del becario una y otra vez.

Durante cuatro años he asistido a todo tipo de abusos dentro del departamento donde desarrollé mi labor investigadora, desde la obligatoriedad completamente ilegal de participar en las clases prácticas, hasta la amenaza de expulsión para algunos de mis compañeros por cuestiones puramente personales. ¿No hay ningún organo del Gobierno vasco que controle los desmanes de ciertos lumbreras responsables de departamentos universitarios que crean en sus cotos laberintos feudales en pleno siglo XXI?

El pasado viernes se celebró en Madrid la segunda manifestación en lo que va de año de los becarios pre y postdoctorales que trabajan en investigación en España, un país cuyo gobierno destina menos del 1% de su PIB a investigación científica, y que favorece de una manera sólo testimonial el acercamiento de la empresa y la universidad. Ese Gobierno que financia la formación de extraordinarios investigadores, invirtiendo ingentes recursos y que permite después que se establezcan en otros países con escasas esperanzas de volver, puesto que no ha dado el paso más importante que es el de la estabilidad del personal investigador ya formado.

En estas condiciones de desamparo, inimaginables en países europeos de nuestro entorno, se pierde en muchos casos el amor por la investigación, que podría dar excelentes frutos si los gobiernos, tanto el vasco (también se realizó una manifestación de becarios el primero de mayo en Bilbao) como español, reconociesen la existencia como sujetos físicos, es decir, personas, de sus investigadores convirtiendo las becas en contratos laborales adecuadamente definidos y con contrapartidas sociales.

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