Caballero Bonald lamenta que el franquismo haya quedado impune

El escritor José Manuel Caballero Bonald se mostró ayer en desacuerdo con la forma en que se desarrolló la transición democrática española. 'Se hizo borrón y cuenta nueva, se quiso presentar una historia sin culpables', comentó al presentar en Sevilla su segundo volumen de memorias, La costumbre de vivir (Alfaguara). En su opinión, el franquismo hubiera precisado de 'un juicio por lo menos'. El libro, subtitulado La novela de la memoria II, es la continuación de Tiempo de guerras perdidas, una exploración de sus primeros recuerdos infantiles y de su adolescencia....

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El escritor José Manuel Caballero Bonald se mostró ayer en desacuerdo con la forma en que se desarrolló la transición democrática española. 'Se hizo borrón y cuenta nueva, se quiso presentar una historia sin culpables', comentó al presentar en Sevilla su segundo volumen de memorias, La costumbre de vivir (Alfaguara). En su opinión, el franquismo hubiera precisado de 'un juicio por lo menos'. El libro, subtitulado La novela de la memoria II, es la continuación de Tiempo de guerras perdidas, una exploración de sus primeros recuerdos infantiles y de su adolescencia.

La segunda entrega evoca el periodo comprendido entre 1954 y el final del franquismo, con el telón de fondo de la posguerra española, 'punto de referencia ineludible en nuestra educación sentimental y en nuestra trayectoria humana y política', dijo en relación a su generación literaria, la de los 50, 'marcada por el fatalismo, por un instinto de autodestrucción que le impulsaba a hacer lo contrario de lo que debían'. Caballero Bonald aseguró que ha concluido 'sus memorias noveladas' porque ha pasado de ser un hombre de acción a un observador. 'Mi personaje me atrae menos, he cerrado la posibilidad de sondear en mis recuerdos. Ahora soy más aburrido, viajo menos'.

Para el autor de Toda la noche oyeron pasar pájaros, beber era para él y otros autores 'un acto de rebeldía'. Una rebeldía con la que querían 'soliviantar a los bienpensantes y desentumecer las conciencias timoratas'. Al escritor le llena de orgullo que le llamen 'rojo y libertino'. En cuanto a las semblanzas de escritores que ha incluido, admitió que pueden irritar o incluso indignar: 'Si yo me critico a mí mismo, ¿por qué no a los demás?'.

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