La explicación del fiscal no despeja las dudas sobre la explosión de Toulouse

Un experto dice que el nitrato de amonio no explota sin otra fuente de energía añadida

Una semana después de la explosión de una fábrica de fertilizantes en la localidad francesa de Toulouse, que dejó 29 muertos y 2.492 heridos, la investigación sigue sin arrojar luz sobre las causas de la catástrofe. En su deseo de cortar las especulaciones sobre un atentado, el fiscal de Toulouse, Michel Bréard, anticipó la hipótesis de una 'causa accidental al 99%', un proceso físico-químico de degradación a lo largo de decenios, que 'se aceleró en los últimos días'. Ni él se atrevió a explicar cuál pudo ser el detonante ni el paso del tiempo lo aclara.

Los hechos son conocidos: en una...

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Una semana después de la explosión de una fábrica de fertilizantes en la localidad francesa de Toulouse, que dejó 29 muertos y 2.492 heridos, la investigación sigue sin arrojar luz sobre las causas de la catástrofe. En su deseo de cortar las especulaciones sobre un atentado, el fiscal de Toulouse, Michel Bréard, anticipó la hipótesis de una 'causa accidental al 99%', un proceso físico-químico de degradación a lo largo de decenios, que 'se aceleró en los últimos días'. Ni él se atrevió a explicar cuál pudo ser el detonante ni el paso del tiempo lo aclara.

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Los hechos son conocidos: en una fábrica construida en 1924, en su tiempo aislada y después cercada por la urbanización, 300 toneladas de nitrato de amonio estallaron el 21 de septiembre. Los expertos aseguran que ese producto, en seco, no arde: necesita un cebo, algo que fermente en su interior. Christian Michot, explicó a Le Monde que 'el nitrato de amonio no puede explotar sin el añadido de una cantidad de energía importante'. Los investigadores parecen haber descartado un incendio. El cadáver de un animal en descomposición podría haber liberado metano, pero resulta difícil que esto haya provocado la deflagración.

La polémica sobre las causas oculta muchos intereses en juego. No son pequeños los de las compañías de seguros, enfrentadas a un riesgo de entre 100.000 y 150.000 millones de pesetas, además de la nueva mancha que recae sobre el grupo TotalFinaElf, propietario de la fábrica devastada. Pero el problema se extiende al futuro de la industria química: Francia está salpicada de 1.200 establecimientos 'de alto riesgo'. Más de un tercio se encuentran junto a lugares habitados, según Philippe Vesseron, director de prevención de riesgos en el Ministerio de Medio Ambiente. 'La mitad de los muertos eran obreros; aislar los sitios industriales no lo resuelve todo'.

Sin embargo, los alcaldes comienzan a exigir traslados de instalaciones. Junto a la fábrica de Toulouse hay dos industrias militares y el alcalde exige que se las lleven fuera de una aglomeración que cuenta con casi 700.000 habitantes. El riesgo aún es mayor en Lyón, que cuenta con una zona conocida como 'el pasillo químico' por la concentración de industrias rodeadas de alojamientos modestos, hospitales, universidades y carreteras.

Pero esas instalaciones generan 11.000 empleos directos y tres veces más de ocupaciones indirectas. ¿Quién pagaría el traslado de las industrias? 'No me gusta que se hable de deslocalización', advierte Gérard Sinagra, presidente de la entidad que agrupa a las industrias del pasillo químico. 'Si tienen que marcharse, el riesgo es que se vayan fuera de Francia'. Ante tan colosales intereses en juego, el Gobierno se tienta la ropa. De momento, la mayoría de izquierda se dispone a dar vía libre a una comisión parlamentaria de investigación.

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