Reportaje:LITERATURA POPULAR | RAÍCES

Del trigo raspinegro y otras raspas

Mucho nos alegró este verano la noticia de que el nuevo Diccionario de la RAE triplicará las voces americanas. Por la dignidad de éstas mismas y por el estrecho parentesco que guarda el español de América con el español meridional o norma andaluza. Otros avances, relacionados con la tecnología de la información, se dieron a conocer también en el II congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en Valladolid a mediados de julio.

Es seguro que todo ello contribuirá a consolidar los pasos de gigante que nuestra lengua está dando por el mundo. Pero seguimos echando de menos...

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Mucho nos alegró este verano la noticia de que el nuevo Diccionario de la RAE triplicará las voces americanas. Por la dignidad de éstas mismas y por el estrecho parentesco que guarda el español de América con el español meridional o norma andaluza. Otros avances, relacionados con la tecnología de la información, se dieron a conocer también en el II congreso Internacional de la Lengua Española, celebrado en Valladolid a mediados de julio.

Es seguro que todo ello contribuirá a consolidar los pasos de gigante que nuestra lengua está dando por el mundo. Pero seguimos echando de menos una resolución tan firme como ésas para incorporar al diccionario de todos los cientos de voces y acepciones andaluzas que continúan a las puertas del templo de la Academia. Y que los académicos andaluces que allí moran nos digan alguna vez qué piensan hacer al respecto.

Nos viene esta reflexión a cuento del cuento de la semana pasada, el del labrador católico. Varias palabras dejamos allí en cursiva, con la idea de acometer esta semana una somera incursión por los páramos de la lexicología rural andaluza. Así, el término 'relaciones' (con zeta en Úbeda, con ese en Baeza), que define a todo recitado o retahíla popular, como las muy conocidas de 'Ahora que tenemos tiempo...' En ninguno de los sentidos que contempla el DRAE para este plural cabe lo que aquí consignamos. Otra fue el adjetivo de lengua, y lengua metafórica, 'colagallo', en la expresión de nuestro informante: 'Tenía los trigos de c...', queriendo significar lo agachadizo, por falta de agua, de las crestas del trigal, que más parecían la parte contraria del animal. De esto, ni sombra.

Y por fin, 'raspinegros', en 'se criaron unos trigos de esos de r..., que no veas'. Ello fue cuando Dios quiso que lloviera. A lo que parece, también quiso por esta vez, y sin que sirva de precedente, que el diccionario sí recogiera la susodicha voz, y además con el indicativo 'and.', que quiere decir 'andalucismo'. Lo ponemos con todo detalle, por el gozo tan raro que nos produce, y para que cunda. Se refiere el vocablo al trigo y a la espiga 'de raspas o aristas negras'. (Es sinónimo de 'arisnegro', que no se da en nuestra tierra).

Poco duró, empero, la alegría, pues a renglón seguido anotamos la ausencia de la variante 'raspiñego', que sí recoge Alcalá Venceslada en su Vocabulario andaluz: 'El trigo r... me ha resultado mejor que el lampiño'. Tampoco viene la acepción de 'raspa', como todo trigo o cereal sembrado un poco a hurtadillas en tierras de olivar, propio de la campìña sevillana y de los años difíciles.

Como para compensarnos de nuestras frustraciones lexicológicas, nos acordamos de una magnífica 'trillera' (tampoco viene en el gran Diccionario). La canta la Macanita, con su voz de raspa gitana: 'Con el sol por testigo, vengo trillando. Y al compás de la mula vengo cantando. Que preparen las yeguas, dile al yegüero, que mañana es la trilla de raspinegro'. Ejemplo vivo, ya lo ven, de la profunda unidad del andaluz -ésa que algunos otros se empeñan en no ver-, y que pregona el mismo uso de una palabra tan específica en dos de sus extremos geográficos, Jerez y Jaén; así como el valladar que esa misma palabra encuentra en Despeñaperros, como tantas otras cosas.

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