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Houellebecq y la 'rentrée'

DESDE LA primera página, el tono queda establecido. Michel, el narrador, entierra a su padre: 'Rehusé ver el cadáver. Tengo cuarenta años y he tenido la oportunidad de ver cadáveres; ahora prefiero evitarlo. Es lo que siempre me frena cuando pienso en comprarme un animal de compañía'. Y tampoco tarda en entrar en materia, en hablar de los viajes organizados, del turismo sexual, como de una metáfora del funcionamiento del mundo moderno, de un Occidente incapaz de amor y de un tercer mundo que vende lo único que tiene: sus cuerpos.

Plateforme es el título de la nueva novela de Mich...

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DESDE LA primera página, el tono queda establecido. Michel, el narrador, entierra a su padre: 'Rehusé ver el cadáver. Tengo cuarenta años y he tenido la oportunidad de ver cadáveres; ahora prefiero evitarlo. Es lo que siempre me frena cuando pienso en comprarme un animal de compañía'. Y tampoco tarda en entrar en materia, en hablar de los viajes organizados, del turismo sexual, como de una metáfora del funcionamiento del mundo moderno, de un Occidente incapaz de amor y de un tercer mundo que vende lo único que tiene: sus cuerpos.

Plateforme es el título de la nueva novela de Michel Houellebecq, el autor de Extensión del dominio de la lucha, Lanzarote y Las partículas elementales (Anagrama, que también editará el nuevo libro). Y de nuevo el escándalo acompaña la publicación del libro. Con Las partículas elementales fue el propietario de un cámping el que se sintió insultado por una obra que situaba buena parte de su trama en clubes privados dedicados a las orgías, que tenía como centro de todos sus ataques la ideología liberal-libertaria nacida del hippismo y del Mayo del 68, y que hablaba del futuro en clave de revolución genética; Plateforme se despacha a gusto con el turismo de masas -lo que no es nada nuevo-, pero sobre todo ridiculiza la ideología humanitaria, al bienpensante de izquierda, al viajero que quiere que cada país o zona del mundo siga siendo diferente y guardando sus peculiaridades sin que ello signifique que él esté dispuesto a cesar en su corruptora actividad de turista. La Guía del Trotamundos y la agencia de viajes Nouvelles Frontières, así como una asociación feminista, quieren llevar al escritor ante los tribunales.

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Houellebecq defiende la prostitución en Tailandia porque en Occidente 'las mujeres se parecen más y más a los hombres. De momento aún siguen siendo adictas a la seducción cuando los hombres ya sólo piensan en follar', pero 'a medida en que ellas se implicarán más en la vida profesional también encontrarán que es más cómodo pagar para follar'. Según el novelista, 'el sexo, en Tailandia, es una especialidad local y sería lastimoso no catarla'.

El título -Plateforme- hace referencia a un proyecto concebido por el narrador y Valérie, su amante, destinado a proporcionar un poco de felicidad a los infelices, a organizar lo mejor posible el intercambio de deseos y necesidades entre Norte y Sur. El proyecto no llega a materializarse porque unos terroristas islámicos lo destruyen con sus bombas. 'La lectura del Corán es vomitiva', dice Houellebecq, porque el islam es una religión que 'desde su nacimiento se ha caracterizado por su voluntad de someter el mundo'. Como suele ocurrir con las obras de este autor las opiniones están divididas, aunque entre sus defensores se encuentra personajes como Philippe Sollers, que considera Plateforme la mejor obra de Houellebecq.

Instalado en la isla irlandesa de Bere -la fiscalidad insular explica en parte esta elección del novelista francés-, Houellebecq es la gran figura de la rentrée literaria francesa, su novela es la más esperada de las 369 que inundarán los estantes este otoño -575 si incluimos las traducciones, entre ellas las obras completas de Ramón Gómez de la Serna-. Otros autores consagrados que se prestan al juego de la avalancha de novedades son Richard Millet, François Weyergans, Michel Braudeau y Amélie Nothomb, pero ninguno de ellos obtendrá la atención que los medios de comunicación ya están dedicando a Houellebecq que, prueba de su capacidad de generar indignación y entusiasmo a partes iguales con sus novelas de tesis, será el invitado de honor de Campus, la emisión literaria con que la televisión pública francesa espera reemplazar las míticas Apostrophes y Bouillon de Culture de Bernard Pivot. El maestro de ceremonias de Campus será el periodista Guillaume Durand para quien el desafío es lograr mantener este 7% y 8% de audiencia que garantizaba la supervivencia del Pivot de los últimos años.

La presencia de Houellebecq para hablar de Plateforme y de 'un Occidente que hiede a egoísmo, masoquismo y muerte' es la plataforma de lanzamiento escogida por Campus. Dos extranjeros -el italiano Alessandro Baricco y el español Juan Manuel de Prada- compartirán el arranque del programa con el francés que, sin duda, aprovechará los 80 minutos de pantalla para hablar mal de los best sellers a la americana -'imbécil' es el adjetivo más cariñoso que le inspira un escritor como Frederic Forsyth-, o provocar de nuevo a unos defensores de causas humanitarias o a un feminismo que entra siempre al trapo que les tiende un escritor que se autodefine como 'europeo decadente que ha accedido plenamente al egoísmo'.

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