El pueblo de Arsèguel acoge un encuentro internacional de intérpretes de acordeón

En el medio hostil y solitario de los Pirineos, el sonido de un acordeón era sinónimo de fiesta. Un solo músico se convertía en una orquesta entera al conseguir arrancar melodía, bajos y acompañamiento a este sencillo instrumento diatónico formado por un fuelle y dos placas de madera.

Coincidiendo con el éxodo y abandono de los pueblos de alta montaña, el musicólogo Artur Blasco organizó en 1976 el primer festival dedicado a los acordeonistas de las dos vertientes de los Pirineos. Desde entonces el pequeño núcleo de Arsèguel, en la comarca del Alt Urgell, se convierte cada verano en la ...

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En el medio hostil y solitario de los Pirineos, el sonido de un acordeón era sinónimo de fiesta. Un solo músico se convertía en una orquesta entera al conseguir arrancar melodía, bajos y acompañamiento a este sencillo instrumento diatónico formado por un fuelle y dos placas de madera.

Coincidiendo con el éxodo y abandono de los pueblos de alta montaña, el musicólogo Artur Blasco organizó en 1976 el primer festival dedicado a los acordeonistas de las dos vertientes de los Pirineos. Desde entonces el pequeño núcleo de Arsèguel, en la comarca del Alt Urgell, se convierte cada verano en la capital del acordeón. La presente edición del que, según sus organizadores, es el festival de música tradicional más antiguo de Cataluña ha contado con el apoyo de las instituciones, circunstancia que ha permitido invitar a acordeonistas de todo el mundo: de Irlanda, Baviera, Suiza, el Reino Unido, la República Checa, Colombia, Rusia, Portugal y Uruguay.

La 26ª Trobada amb els Acordionistes del Pirineu, que finaliza hoy, incluye conciertos y actuaciones al aire libre y una feria de luthiers. Algunos de los participantes actuarán también el martes día 31 en la localidad de Vilagrassa (Urgell).

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