Djindjic denuncia que Occidente no ha cumplido sus promesas de ayuda

El primer ministro serbio, Zoran Djindjic, ha culpado a Occidente por el retraso en las ayudas prometidas a cambio de la entrega del ex presidente Slobodan Milosevic al Tribunal Penal Internacional para los crímenes en la antigua Yugoslavia.

'No pusimos condiciones para la entrega. Quisimos mostrar nuestra buena voluntad para integrarnos en la comunidad internacional', señala Djindjic en una entrevista que aparece hoy en el semanario Der Spiegel. 'Pero tengo que admitir que estoy confundido por la farsa de la ayuda occidental, que iba a ser de 1.300 millones de dólares', explicó ...

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El primer ministro serbio, Zoran Djindjic, ha culpado a Occidente por el retraso en las ayudas prometidas a cambio de la entrega del ex presidente Slobodan Milosevic al Tribunal Penal Internacional para los crímenes en la antigua Yugoslavia.

'No pusimos condiciones para la entrega. Quisimos mostrar nuestra buena voluntad para integrarnos en la comunidad internacional', señala Djindjic en una entrevista que aparece hoy en el semanario Der Spiegel. 'Pero tengo que admitir que estoy confundido por la farsa de la ayuda occidental, que iba a ser de 1.300 millones de dólares', explicó el primer ministro serbio, y añadió: 'Si no recibimos una inyección financiera inmediatamente tendremos manifestaciones y disturbios, como muy tarde, para septiembre'.

Djindjic está recibiendo duras críticas en Belgrado por parte de varios sectores que le acusan de no haber respetado ni las leyes ni los tribunales yugoslavos por la forma en que Milosevic fue entregado al Tribunal de La Haya. El político serbio reconoció que, tras la entrega, las autoridades yugoslavas esperan para agosto una ayuda de al menos unos 300 millones de dólares. Sin embargo, han descubierto que la mayor parte servirá para pagar y amortizar deudas, y el primer dinero que será transferido (unos 75 millones de dólares), sólo lo será en noviembre.

Mientras, en el sur de Kosovo, ayer fue consagrada por primera vez una iglesia ortodoxa desde el fin de la guerra de Yugoslavia, en junio de 1999. La ceremonia tuvo lugar en el enclave serbio de Strpce, protegido por un contingente ucranio de la fuerza internacional para Kosovo (Kfor). La provincia yugoslava, bajo administración de las Naciones Unidas, está poblada en la actualidad por una mayoría albanesa de religión musulmana. Las autoridades ortodoxas que acudieron a la ceremonia expresaron su deseo de que la nueva iglesia suponga el primer paso en el fin del éxodo serbio de la región. De los 200.000 serbios que habitaban en Kosovo antes de los bombardeos de la OTAN en 1999 apenas quedan unos 30.000.

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