OPINIÓN DEL LECTOR

El parque de los Pinos

Creo que se llama parque de la Dehesa Boyar, aunque siempre, desde niño, lo he conocido como el parque de los Pinos. Separa Villaverde Bajo de la colonia de San Cristóbal de Los Ángeles.

Cuando yo era niño, hace unos 20 años, había conciertos de música clásica en un templete junto al lago. Con eso lo digo todo, un parque grande, el único de la zona donde podías dejar al perro suelto sin miedo a que de una carrera se saliese al tráfico. No lo bordea ninguna carretera más que la N-IV en un extremo muy estrecho, así que el único ruido era el de algún tren de cercanías cada cierto tiempo. S...

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Creo que se llama parque de la Dehesa Boyar, aunque siempre, desde niño, lo he conocido como el parque de los Pinos. Separa Villaverde Bajo de la colonia de San Cristóbal de Los Ángeles.

Cuando yo era niño, hace unos 20 años, había conciertos de música clásica en un templete junto al lago. Con eso lo digo todo, un parque grande, el único de la zona donde podías dejar al perro suelto sin miedo a que de una carrera se saliese al tráfico. No lo bordea ninguna carretera más que la N-IV en un extremo muy estrecho, así que el único ruido era el de algún tren de cercanías cada cierto tiempo. Sólo se oían críos jugando y el piar de los pájaros, y la tupida frondosidad de enormes pinos hacían de él un remanso de paz.

Con el tiempo terminaron los conciertos, se hundió el templete y ya nadie quiso reconstruirlo, y el lago se vació para siempre. Los gamberros empezaron a jugar al fútbol en el césped y según lo iban pelando se mudaban a otros, con lo que cada vez quedaban menos zonas verdes. De todas formas, hace un par de años fue una buena época, se replantó mucho y se cuidó bastante y se trajeron tres o cuatro ardillas del Retiro que se dedicaban a burlarse de mi perro. Los jubilados hacían ejercicio durante horas dando vueltas en grupos de cuatro o cinco. Los pequeños traficantes de costo habían desaparecido hacía mucho, así que los alumnos del Instituto de San Cristóbal y los vecinos no tenían miedo de cruzar el parque de noche. Ni los amantes de acariciarse en un banco. Ni los corredores nocturnos.

Hoy, después de un mes, he vuelto a pasear por allí con el perro. Resulta que se va a enterrar la vía férrea y a construir una carretera que unirá los dos Villaverdes, el Alto y el Bajo. ¿Adivinan por dónde pasa? Exacto. El primer bocado ha sido brutal. No sé cuántas docenas de pinos han caído ya, pero la visión de los tochos es como las de las lápidas de un cementerio. Mi perro se ha quedado con cara de tonto cuando ha visto la verja que le cortaba el paso al césped donde se revolcaba nada más entrar al parque. Y yo.

Un obrero me ha informado del proyecto. Se veía venir desde hace años, desde que vi las nuevas instalaciones de Renfe, desde que empezó la construcción del polideportivo en una esquina y de los pisos nuevos que se ven al otro lado de las vías, desde que se dejó de regar el césped. Supongo que la carretera unirá el polígono de Villaverde Alto con la M-40 y el nuevo barrio.

El caso es que justo al lado del parque, al otro lado de las vías, hay una explanada asquerosa, vertedero no declarado, en el que a nadie le habría importado que se construyese nada. Bueno, sí, a los vecinos que les cambian la vista de una zona verde y el piar de los pájaros por una carretera muy transitada y el ruido de los coches.

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Estoy demasiado triste para pensar en otros posibles trazados, pero seguro que los había. Recuerdo mis primeros escarceos amorosos, las reuniones con los amigos, los juegos con mi perro, el olor cuando llegaba la primavera... Por mucha necesidad que hubiese de una nueva vía, que no niego, no es de recibo que pase por la única zona verde de calidad que teníamos en Villaverde Bajo.

No sé de quién es responsabilidad esta obra, si del Ayuntamiento, de la Comunidad o del ministerio. Pero sí sé que el PP gobierna en los tres, lo sabemos todos los vecinos. Así que, llegado el día, sabremos 'agradecérselo' como merecen.

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