Chechenia y la invasión del sur de Francia

Putin y Chirac quieren fortalecer las relaciones políticas y económicas entre los dos países, superando pasadas diferencias, debidas sobre todo a las críticas francesas a la guerra de Chechenia. Respecto a este conflicto, Chirac, evitando entrar en detalles hirientes, se limitó ayer a señalar que 'es vital hacer el máximo posible para buscar una solución política'.

Putin estuvo de acuerdo y, echando balones fuera, señaló que lo que hay ahora en Chechenia no es una guerra, sino ataques aislados de separatistas, los últimos de los cuales están protagonizados por 'mercenarios extranjeros c...

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Putin y Chirac quieren fortalecer las relaciones políticas y económicas entre los dos países, superando pasadas diferencias, debidas sobre todo a las críticas francesas a la guerra de Chechenia. Respecto a este conflicto, Chirac, evitando entrar en detalles hirientes, se limitó ayer a señalar que 'es vital hacer el máximo posible para buscar una solución política'.

Putin estuvo de acuerdo y, echando balones fuera, señaló que lo que hay ahora en Chechenia no es una guerra, sino ataques aislados de separatistas, los últimos de los cuales están protagonizados por 'mercenarios extranjeros con grandes cantidades de heroína'. Francia 'actuaría de la misma manera', recalcó, 'si un grupo de mercenarios se plantase en el sur con objetivos similares'.

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Chirac está haciendo todo lo posible para que nada malogre la visita y para restablecer unos lazos con Rusia que fueron privilegiados con Borís Yeltsin en el Kremlin. Putin se lo está poniendo fácil, con un trato muy especial que comenzó el domingo cuando le recibió como a un amigo personal en su ciudad natal de San Petersburgo.

Aparentemente, se trata de incorporar a Chirac a un selecto club al que ya pertenecen el canciller alemán, Gerhard Schröder, y el primer ministro británico, Tony Blair. Tres países clave en la Unión Europea en la que Rusia aspira a integrarse algún día, según declaró ayer en Salzburgo el primer ministro ruso, Mijaíl Kasiánov.

Tal vez para no malograr el clima de la visita, las autoridades francesas permitieron el 22 de junio que dos aviones rusos de combate abandonasen precipitadamente el aeropuerto de Le Bourget. Dieron así esquinazo a una orden de embargo originada por la reclamación a Rusia de 12.000 millones de pesetas por parte de una empresa suiza.

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