Reportaje:

Un día de vuelo con el Sercam

Dos helicópteros del Servicio de Emergencias de la Comunidad de Madrid (Sercam) cubren las urgencias sanitarias de la región

Una sirena pone en alerta a todos los sanitarios de guardia en la base de Las Rozas. En esta ocasión le toca salir a un enorme aparato capaz de levantar más de 5.800 kilos. Las dos turbinas de esta aeronave de fabricación estadounidense son capaces de desarrollar una velocidad de crucero de 220 kilómetros por hora. Sin embargo, la diferencia más importante de este helicóptero se encuentra en su interior. Además del piloto y del mecánico, viajan en él un médico, un enfermero y un técnico del Servicio de Emergencias y Rescate de la Comunidad de Madrid (Sercam). El aviso alerta de que una niña ac...

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Una sirena pone en alerta a todos los sanitarios de guardia en la base de Las Rozas. En esta ocasión le toca salir a un enorme aparato capaz de levantar más de 5.800 kilos. Las dos turbinas de esta aeronave de fabricación estadounidense son capaces de desarrollar una velocidad de crucero de 220 kilómetros por hora. Sin embargo, la diferencia más importante de este helicóptero se encuentra en su interior. Además del piloto y del mecánico, viajan en él un médico, un enfermero y un técnico del Servicio de Emergencias y Rescate de la Comunidad de Madrid (Sercam). El aviso alerta de que una niña acaba de ser atropellada por un taxi en Villa del Prado, uno de los municipios de la región más alejados de la capital. Su presencia para el traslado se hace en este caso más que necesaria.

Las aeronaves sólo trabajan del orto al ocaso, por lo que su jornada comienza a las ocho de la mañana y concluye sobre las nueve de la noche

Todo el personal sale corriendo hacia la aeronave. El piloto y el mecánico son los primeros en llegar, ya que el prefabricado en el que esperan los avisos está más próximo a la pista. Cuando el personal sanitario accede a la pista, los motores del helicóptero Bell 412 ya están rugiendo. El equipo sanitario se pone los auriculares y, tras dar el visto bueno, la aeronave comienza a ascender. El mecánico da las indicaciones a la base: '41/60, en clave 2'. Esto significa que el helicóptero se dirige hacia el siniestro. Ya en el aire consultan el mapa de la región para elegir la ruta más rápida. Si los cálculos del piloto, Pedro Cavero, no fallan, llegará a Villa del Prado en 12 minutos.

'Atención, 41/60. El accidente ha sido en el centro del municipio, por lo que no sabemos si tendréis espacio para aterrizar. La herida es una niña de 10 años que se encuentra inconsciente. La UVI del Sercam de San Martín de Valdeiglesias ya la está atendiendo', informan desde el centro coordinador del Sercam.

La previsión se cumple y el helicóptero llega a su destino en el tiempo indicado. Un grupo de gente alerta del lugar del accidente. La proximidad de las casas impide hacer un aterrizaje sencillo. Pedro Cavero da un par de pasadas para inspeccionar el terreno y al final se decide por la terraza de un bar. El mecánico, Miguel Otero, le ayuda en la maniobra. Éste comprueba que la cola no roce en ningún edificio.

Ha llegado la hora de actuar al equipo sanitario. Deben hacerlo con rapidez, pero con mucha prudencia. En el aire resulta muy difícil coger nuevas vías o intubar de nuevo a la paciente, por lo que, tras ser introducida la camilla en la aeronave, tienen que estar unos cinco minutos hasta que la víctima se encuentre estable. 'No se trata de coger al herido y salir corriendo. Es preferible perder un poco de tiempo y saber que toda la situación está controlada', explica el médico Felipe de la Fuente.

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En clave 7 Un guardia civil se acerca a preguntar sobre el estado de la niña, pero nadie del equipo médico le hace caso. La situación es crítica porque la paciente está perdiendo la respiración. Al final, el médico decide cambiar el collarín, que es lo que impide una ventilación correcta. Le ayudan el enfermero Antonio Durán y el técnico Julián Sabroso. El piloto arranca los motores y el helicóptero reemprende vuelo. En este caso se da la clave 7 al centro coordinador, que indica que se traslada al herido. El responsable de coordinación se encarga de avisar al hospital Doce de Octubre, en Madrid, para que disponga el personal necesario para atender esta emergencia.

Durante todo el trayecto los facultativos no pierden detalle de los monitores digitales y de los aparatos con que va dotada la aeronave. Desde fuera, parece una UVI con alas. Pitidos por todas partes, botellas de oxígeno y material sanitario, como gasas y guantes, completan el cuadro. Al tratarse de la aeronave más grande del Sercam, debe aterrizar en el helipuerto que hay próximo a las urgencias pediátricas. Una UVI móvil esperará para trasladar al paciente.

'Hay hospitales con los que da gusto trabajar, como en el Doce de Octubre. El personal tiene vocación de urgencias. Los médicos de guardia y los intensivistas te están esperando a pie del helipuerto y te reciben con todos sus aparatos. En otros sitios, como La Paz, muchas veces no nos hacen ni caso. Sólo ven que les llevamos trabajo', explica el médico Felipe de la Fuente.

El otro helicóptero, un Agusta 109, se encuentra hoy en la base de Lozoyuela. Es más pequeño y más rápido, ya que alcanza una velocidad punta de 311 kilómetros por hora. También es un poco más bajo de panza. Como pesa menos, puede tomar tierra en la plataforma situada sobre el edificio de urgencias del Doce de Octubre. 'El tiempo medio de respuesta y llegada al lugar está en menos de 15 minutos. Así dicho puede parecer mucho tiempo, pero realmente es muy poco porque en muchas ocasiones hay que acudir a los puntos más alejados de la Comunidad, como Aranjuez o San Martín de Valdeiglesias', señala el portavoz del Sercam, Mario Valdés.

La llegada del helicóptero al hospital crea una gran expectación entre la gente. El personal sanitario se saluda. Se conocen desde hace mucho tiempo, ya que el médico estuvo trabajando antes en el 061 del Insalud. El ingreso en las urgencias es lento. La paciente está grave y hay que trabajar con cuidado. A los 20 minutos todo está resuelto. Ha entrado directamente al quirófano. 'Su pronóstico era peor de lo esperado. Sufría una hemorragia cerebral interna, que requiere cirugía. El golpe que ha sufrido es muy fuerte', explica el médico. Eso sí, no se teme por su vida.

Cuando el enorme pájaro rojo surca de nuevo los cielos, llega un nuevo aviso. En este caso se trata de un posible paro cardiaco en Aranjuez. Una clínica privada ha pedido la ayuda de los médicos del Sercam porque una paciente de 45 años sufre una presión arterial muy cambiante y un fuerte dolor en el pecho. En ocho minutos llega a la ciudad ribereña. Aterriza justo delante del Palacio, ya que es la mejor zona del municipio para tomar tierra. Una ambulancia traslada al personal médico al centro sanitario. Tras hacerle varios electrocardiogramas, Felipe de la Fuente decide que la mujer sea ingresada en una clínica de la capital. Opina que no es necesario su traslado en el helicóptero.

La aeronave reemprende el vuelo cuando el centro coordinador lanza un aviso al piloto: 'Ponga rumbo a la base de Las Rozas, pero no descartamos que tengan que acudir a un accidente en el kilómetro 83 de la carretera de Burgos. Parece que hay tres heridos graves'. El helicóptero pasa por el territorio de la base de Getafe. Antes ha pedido permiso para atravesar este espacio aéreo restringido. La torre de control no pone ningún impedimento. 'Como somos un transporte sanitario de emergencias, tenemos prioridad absoluta. Los únicos lugares prohibidos son los palacios de la Zarzuela y de Moncloa. En caso de necesidad, podríamos pasar por ellos con permiso', asegura Pedro Cavero. En esta ocasión el aviso ha resultado fallido. En el accidente sólo ha habido una herida grave, que es trasladada por el helicóptero de Lozoyuela.

Con estos dos avisos ha pasado la mayor parte de la mañana, y con ello, la mitad de la guardia del helicóptero. Éste sólo trabaja de orto a ocaso, por lo que la jornada comienza a las ocho de la mañana y concluye alrededor de las nueve de la noche. Es un servicio más del Sercam, en el que trabajan 125 personas: 60 técnicos, 35 médicos y 30 enfermeros. Su media de intervenciones supera las 50 al día, según explica Mario Valdés. 'Uno de los rescates más peligrosos en los que hemos intervenido ocurrió en La Pinilla. Sólo podíamos apoyar una rueda en una roca. Desde allí tuvo que salir el personal y meter al herido, un montañero. Ahí hubo que mantenerlo junto a la ladera. Fue muy arriesgado', comenta el piloto.

Parte de incidencias La llegada a la base supone redactar los partes de intervención y reponer fuerzas. Ha llegado la hora de la comida y, como nunca se sabe cómo transcurrirá el día, los profesionales suelen hacerlo cuanto antes. Después comentan las incidencias con los compañeros de la UVI móvil. Éstos, a cuyo frente se encuentra Mario Valdés, han tenido sólo una salida. Tras el almuerzo, llega la hora de ver la televisión o de leer. Cuando pasa el sopor de la sobremesa, algunos deciden acudir al gimnasio del parque a hacer algo de deporte.

El entrenamiento se suspende de forma súbita. De nuevo suena la sirena para el helicóptero. En este caso, una moto todoterreno de cuatro ruedas se ha salido de la carretera y sus ocupantes están heridos. Ha sido en Serranillos del Valle. El personal sale de nuevo y ya por el camino van colocándose los guantes. Cuando están a medio camino, el centro coordinador les desactiva. El accidente no ha sido tan aparatoso. 'De estos avisos solemos tener uno como mucho al día', asegura el médico. 'Mejor así', apostillan sus compañeros Julián Sabroso y Antonio Durán. Con esta salida, su jornada ha terminado, mientras se esconde el Sol en el horizonte.

Los facultativos del helicóptero del Sercam, durante el rescate de un herido, el pasado mes de abril.F. J. B

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