Boissacq exhibe en Vitoria su mirada psicológica a través de una serie de retratos

La fotógrafa belga presenta su obra en el Archivo Histórico de Álava

Hay quien nace con la vocación clara y una de estas personas es Véronique Boissacq, quien ya a los 12 años tuvo claro que lo suyo era la fotografía. Así que, 23 años después, su obra denota la experiencia de quien lleva toda su vida dedicada a captar a través del objetivo fotográfico lo que le rodea.

En esta ocasión, Boissacq se ha adentrado en las contradicciones del cuerpo humano, como objeto de deseo o de seducción. Para ello ha utilizado el blanco y negro, con el revelado a la manera tradicional, sin echar mano de elementos informáticos. Es más, en dos de las series, Belle y ...

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Hay quien nace con la vocación clara y una de estas personas es Véronique Boissacq, quien ya a los 12 años tuvo claro que lo suyo era la fotografía. Así que, 23 años después, su obra denota la experiencia de quien lleva toda su vida dedicada a captar a través del objetivo fotográfico lo que le rodea.

En esta ocasión, Boissacq se ha adentrado en las contradicciones del cuerpo humano, como objeto de deseo o de seducción. Para ello ha utilizado el blanco y negro, con el revelado a la manera tradicional, sin echar mano de elementos informáticos. Es más, en dos de las series, Belle y The lover, ha empleado un tipo de papel que ya no se utiliza en la actualidad. Incluso las imágenes de la última, dedicada a un amante de la artista, se puede decir que son únicas, ya que Boissacq utilizó un juego de papeles único que encontró en un anticuario.

En todas las imágenes que presenta en Vitoria se vislumbra el interés de la fotógrafa belga por la psicología. No en vano, la propia Véronique se estuvo psicoanalizando durante nueve años, tiempo en el que aprendió los rudimentos de este análisis que luego aplica en sus retratos.

El alma frágil

Como señala la también fotógrafa Pilar Albajar, autora de la introducción del catálogo, con esta experiencia 'consigue desnudar el alma de sus modelos, plasmar su fragilidad, respetando siempre su carácter y revelando los más ocultos recovecos de su trayectoria personal'.

Así se puede ver en la serie Belle, conjunto de miradas a un travesti veterano, siempre desde el respeto máximo a quien mantiene una relación ambigua con su propio cuerpo, sin que el morbo aparezca en ningún momento. En otro ámbito, la serie Andromeda también se adentra en la voluntad de una mujer por liberarse de los límites y las normas impuestos.

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The lover muestra el cuerpo deseado de quien ha mantenido una intensa relación con la fotógrafa. No es un retrato expresamente erótico. Es más, a pesar de la confianza, se aprecia cierta indefensión ante el hecho de posar desnudo frente a la cámara. Algo que también se desprende de la serie Historia de una mujer, una exploración de las expresiones de la piel femenina.

En todos estos retratos domina sin duda la figura sobre el fondo y los modelos posan con una absoluta sinceridad. Pero Boissacq aborda también otros géneros, como el paisaje, que aborda con procedimientos en color, lo que muestra la diversidad de sus lecturas de la realidad.

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