SUCESOS | ERAN ÍNTIMOS AMIGOS

Un vecino de El Palmar mata a otro de un disparo en la cabeza

Un tiro de escopeta en la cabeza puso fin a las 23.00 horas del miércoles a la vida de Vicente A., de 41 años, soltero y vecino de El Palmar. El disparo fue realizado, supuestamente, por Martín T., de 46 años, también vecino de El Palmar, por dos veces separado, con dos hijos, autor de una agresión con una botella de cristal en el cuello a otro lugareño hace unos siete años. La víctima y su supuesto verdugo eran íntimos amigos.

¿Qué pasó por la cabeza de Martín? Ésa es la pregunta que recorrió El Palmar sembrando silencio y asombro. En la mañana de ayer, cuando el pueblo se enteró de lo...

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Un tiro de escopeta en la cabeza puso fin a las 23.00 horas del miércoles a la vida de Vicente A., de 41 años, soltero y vecino de El Palmar. El disparo fue realizado, supuestamente, por Martín T., de 46 años, también vecino de El Palmar, por dos veces separado, con dos hijos, autor de una agresión con una botella de cristal en el cuello a otro lugareño hace unos siete años. La víctima y su supuesto verdugo eran íntimos amigos.

¿Qué pasó por la cabeza de Martín? Ésa es la pregunta que recorrió El Palmar sembrando silencio y asombro. En la mañana de ayer, cuando el pueblo se enteró de lo ocurrido la noche anterior en la cocina de la finca situada en el número 5 de la calle de Vicente Baldoví, el mutismo dejaba sin explicación la muerte de un vecino de un tiro en la cabeza. Lo que sí es seguro, según relató el padre de la víctima, es que minutos antes de lo ocurrido, Vicente recogió cena de la casa familiar -el número 5 de la misma calle de Vicente Baldoví, justo frente a la entra de la casa de Martín- y se fue, como otras veces, al domicilio de su amigo. Instantes después, Miguel, hermano de Vicente, entró en casa de Martín para pedirle a Vicente unas llaves. No se ha podido concretar si su hermano yacía ya en el suelo o fue testigo del disparo. Lo cierto, según el testimonio de Miguel, es que Martín le encañonó por unos segundos. Miguel le recordó que tenía familia, que le dejara vivir. Y Martín le perdonó la vida. Pero ya se había cobrado otra sin razón aparente. Entre ambos no se sabe que hubiera problemas. Compartían salidas de diversión y trabajo en la Comunidad de Pescadores. Los vecinos aseguraron ayer, antes del funeral celebrado a las 16.00, que Martín era un hombre capaz de alterarse por cualquier cosa, a quien muchos trataban con distancia, separado por dos veces. De su segundo matrimonio tiene dos hijos, que viven con su madre en Sueca. Según varios vecinos, la separación se produjo por malos tratos y una orden le impide ver a los niños. Hoy pasará a disposición judicial tras ser detenido por la Guardia Civil.

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