Cesc Gelabert y la compañía Castafiore llevan a la capital y a Alcalá el baile más rompedor

Ambas formaciones de baile comparecieron ayer juntas en el teatro de La Abadía. Unidas por una visión de la danza rompedora de moldes y buscadora de nuevos lenguajes. Cesc Gelabert y Lydia Azzopardi, por un lado, fundadores y cabezas visibles de Gelabert-Azzopardi Companya de Dansa, y Marcia Barcellos y Joseph Biscuit, inspiradores de Castafiore, contaron y trataron de explicar en palabras lo que expresan en el escenario con movimientos.

Primero, Gelabert, con tonos de fuego en su corbata y su camisa, cabeza rapada y nuez juguetona y bailonga en el cuello, habló de ...

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Ambas formaciones de baile comparecieron ayer juntas en el teatro de La Abadía. Unidas por una visión de la danza rompedora de moldes y buscadora de nuevos lenguajes. Cesc Gelabert y Lydia Azzopardi, por un lado, fundadores y cabezas visibles de Gelabert-Azzopardi Companya de Dansa, y Marcia Barcellos y Joseph Biscuit, inspiradores de Castafiore, contaron y trataron de explicar en palabras lo que expresan en el escenario con movimientos.

Primero, Gelabert, con tonos de fuego en su corbata y su camisa, cabeza rapada y nuez juguetona y bailonga en el cuello, habló de Useless (information meets boy)-Kinema: 'Somos ocho bailarines en escena, la primera parte trata de la televisión y la segunda del cine', afirmó. 'Es nuestro espectáculo con más humor, algo que he trabajado muy poco en esta vida. Está inspirado en el cine mudo y es una coreografía rítmica, alocada, acelerada, con música ragtime y referencias a las películas americanas de los años veinte y al cine expresionista europeo'.

'Nunca habíamos hecho nada así y es bonito arriesgarse, cambiar completamente de registro', apuntó Lydia Azzopardi para que sus más fanáticos seguidores no les echen en cara ninguna traición. Éstos podrán reconocer al Gelabert más enigmático en La sección dorada 1 y 2. El que ha sido Premio Nacional de Danza en 1996 y premio Max por su coreografía de Zumzum-Ka, explica así el trabajo que ideó para la escena el alemán Gerhard Bohner: 'Ahí estoy yo solo. Es un testamento sobrecogedor de Bohner sobre la anatomía del ser humano, minimalista y abstracto, una obra maestra que he querido incluir en mi repertorio para que no se pierda, porque nuestro arte, es tan efímero...', se queja.

Gelabert ha bailado ya esta obra en Roma y París desde que la adoptó en 1997. Ahora viene de hacerla en la explanada abierta del Guggenheim de Bilbao. 'Allí, lo que más ilusión me ha hecho de todo es ver a chicos y chicas de 17 años, porque así es cuando me doy cuenta de que merece la pena mantener vivo nuestro arte, nuestras creaciones, para que las que verdaderamente merezcan la pena se conviertan en clásicos', cuenta.

Marcia Barcellos, con su tutti fruti voluntarioso y generoso de español, francés e italiano trufado con el sonido brasileño de su São Paulo natal, presentó a su compañía en Madrid: 'Nosotros trabajamos por separado los elementos, el sonido, el movimiento, que independientemente nos dicen una cosa y luego, al mezclarlo, pretendemos obtener algo más insólito', dijo. Ella y su colega Biscuit quitan las máscara a Fantomas, 'un personaje de culto en Francia, que se convirtió en referencia de los surrealistas', explicó el segundo. Para los coreógrafos, Fantomas, que era un criminal, 'es una metáfora perfecta del mal en nuestra sociedad actual, porque es algo oculto y muy difícil de identificar'.

Madrid en danza. Información en el teléfono 012 y en Cartelera.

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Los bailarines de Gelabert-Azzopardi, en Useless (information meets boy).

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