Un Nobel de Química dice que se inspiró en el titanio del Guggenheim

Dudley Robert Herschbach, profesor de las Universidades de Harvard y Berkeley que recibió el premio Nobel de Química en 1986, descubrió hace tres años que la ciencia y la inspiración no tienen que estar reñidas. A sus casi 70 años, el científico encontró en una visita al Museo Guggenheim Bilbao la inspiración para construir el desacelerador de moléculas, necesario para proseguir sus investigaciones.

En medio de una tranquila visita por el museo, las escamas de titanio que recubren las fachadas del edificio le dieron la solución para crear un rotor capaz de alcanzar las altísimas velocid...

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Dudley Robert Herschbach, profesor de las Universidades de Harvard y Berkeley que recibió el premio Nobel de Química en 1986, descubrió hace tres años que la ciencia y la inspiración no tienen que estar reñidas. A sus casi 70 años, el científico encontró en una visita al Museo Guggenheim Bilbao la inspiración para construir el desacelerador de moléculas, necesario para proseguir sus investigaciones.

En medio de una tranquila visita por el museo, las escamas de titanio que recubren las fachadas del edificio le dieron la solución para crear un rotor capaz de alcanzar las altísimas velocidades necesarias para desacelarar las moléculas.

'Contemplando el museo caí en la cuenta de que el titanio es un material muy duro que podía resolver el problema', señala Herschbach. Según explica el profesor, el titanio permite fabricar un rotor que resiste más de 400.000 revoluciones por minuto sin romperse.

De vuelta a su laboratorio de Estados Unidos, el científico propuso construir un eje de alta velocidad de titanio, con el que logró su objetivo de desa-

celerar las moléculas para su estudio.

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