Una exposición recorre la relación del hombre con su planeta en 150 espectaculares imágenes aéreas

'La tierra vista desde el cielo' recoge el trabajo del fotógrafo francés Yann Arthus-Bertrand

Hay exposiciones en las que las cifras oscurecen las piezas exhibidas. Pero esto no llega a ocurrir con La tierra vista desde el cielo, y eso que la historia numérica de esta muestra es apabullante. Las 150 imágenes tomadas desde las alturas por el francés Yann Arthus-Bertrand son la obra final de 3.000 horas de helicóptero durante 10 años de trabajo en 76 países de todo el mundo, en los que ha tomado más de 100.000 fotografías. Ahora se exhiben en el antiguo Depósito de Aguas de Vitoria, en el Centro Cultural Montehermoso, hasta el 3 de junio.

El recorrido que propone Arthus-Ber...

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Hay exposiciones en las que las cifras oscurecen las piezas exhibidas. Pero esto no llega a ocurrir con La tierra vista desde el cielo, y eso que la historia numérica de esta muestra es apabullante. Las 150 imágenes tomadas desde las alturas por el francés Yann Arthus-Bertrand son la obra final de 3.000 horas de helicóptero durante 10 años de trabajo en 76 países de todo el mundo, en los que ha tomado más de 100.000 fotografías. Ahora se exhiben en el antiguo Depósito de Aguas de Vitoria, en el Centro Cultural Montehermoso, hasta el 3 de junio.

El recorrido que propone Arthus-Bertrand no es simplemente descriptivo ni tiene ningún fin topográfico. Su intención ha sido la de retratar el planeta tanto para descubrir nuevos aspectos de su riqueza natural como para reflejar las consecuencias de la intervención del hombre. En los dos ámbitos se recogen la cara y la cruz de la moneda: los paisajes idílicos y las consecuencias de las catástrofes naturales; las obras monumentales y las peores huellas de la estancia humana en la Tierra.

Ahí están, por ejemplo, el Coeur de Vohn de Nueva Caledonia, una formación arbórea anfibia impresionante, junto a un vertedero inmenso de Ciudad de México; la singular Venecia al lado del Árbol de la Vida en el parque de Tsavo-Est, en Kenia. Y hasta se incluye una aportación vasca: una mirada atrevida al titanio del Museo Guggenheim de Bilbao.

El diseño de la exposición ha tenido en cuenta la vinculación con el agua del espacio elegido. Así, el itinerario parte de una cascada ficticia para establecer un paseo por las distintas lenguas de un río que va llevando al visitante por las imágenes, que están distribuidas en diez grandes áreas temáticas. Se comienza con el apartado titulado Del neolítico a la globalización para terminar en Para un desarrollo durable. La entrada a la muestra cuesta 300 pesetas.

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